Luis Carlos Arango, director general de la Caja de Compensación Familiar Colsubsidio aseguró que la entidad tendrá ingresos por $3,5 billones este año, de los cuales, casi dos terceras partes son generados por actividades propias. El ejecutivo habló con Portafolio sobre el rumbo de la entidad y la asamblea prevista para este viernes.
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Estamos a pocos días de la asamblea de Colsubsidio, ¿cuál es el parte que va a entregar?
Yo creo que los resultados que obtuvo Colsubsidio durante el 2017 fueron muy positivos. Nosotros terminamos el año con 1’639.000 trabajadores afiliados a la Caja. Nosotros solo funcionamos en Bogotá y Cundinamarca, para efectos de la afiliación de personas. Los empleadores fueron 83.543 que tienen trabajadores afiliados a Colsubsidio.
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En total quedaron como beneficiarios del subsidio familiar 667.800 personas. A ellos les dimos 238.000 millones de pesos en cuota monetaria en 2017, es decir, en dinero efectivo. El número de personas beneficiarias del subsidio en especie ascendió a 3’420.000, que recibieron algunos de los siguientes servicios: kit escolar para muchachos entre 6 y 12 años, auxilio funerario, becas de estudio, bonos para alimentación de los hijos de los trabajadores, descuentos del 5% por las compras que hagan en los supermercados Colsubsidio y bonos de recompra.
¿Estas cifras son superiores a las de 2016?
Sí, las cifras son crecientes. Nosotros crecimos cerca de 8% en eso. Desafortunadamente, todos los esfuerzos que hacemos el Gobierno, las cajas de compensación y muchos empresarios siguen siendo bajos frente a las necesidades sociales del país en salud, educación y vivienda, entre otras.
¿Qué prevén para este año en inversión?
Para el 2018 nosotros vamos a invertir $512.000 millones en los siguientes frentes: fondos de vivienda de interés social $228.000 millones; para los niños de los trabajadores de la economía informal se asignaron $39.000 millones; para el régimen subsidiado de salud $112.000 millones, y para los del empleo y el cesante $132.000 millones. Aparte de estos recursos vamos a invertir otros $180.000 millones, lo que no da un total para el 2018 cercano a los $700.000 millones.
También venimos ampliando otros centros de servicio. Por ejemplo, acabamos de inaugurar, la semana pasada en el sector de Roma, una inversión de $40.000 millones en la primera fase. En la segunda serán otros $25.000 millones o $30.000 millones más que se inician en este año. Estamos construyendo una clínica en la calle 127 con 16, en Bogotá, y estamos terminando la construcción de una clínica en Girardot con más de 40 camas y 13 quirófanos, la cual será dada al servicio en mayo próximo.
¿Y en mercadeo?
El negocio de mercadeo va a ser ampliado en 10 almacenes más en Bogotá y Cundinamarca, y adicionaremos a la red de droguerías una decena de puntos para quedar con más de 300 en todo el país; y en recreación, Piscilago tendrá una nueva atracción este año.
¿Qué estiman en materia de ingresos para el 2018?
Estamos calculando unos ingresos de la caja con los aportes del 4% de $1,2 billones, pero nosotros vamos a autogenerar recursos por $2,3 billones, con lo cual llegaremos a $3,5 billones de ingresos totales de la Caja.
Ustedes son un buen termómetro de la situación del país. ¿Cuál es su percepción sobre el empleo?
Yo creo que el desempleo del 11% se nota. Pero también creo que el empleo formal está girando o cambiando hacia otra cosa. Antes, las empresas firmaban contratos laborales a término indefinido y hoy muchos son a término fijo. Hay otros contratos de asesoría y demás.
Eso significa que el empleo en Colombia está cambiando significativamente. La tecnología está aportando un cambio. Pero la realidad es que el desempleo sí está creciendo, pero hay una cosa que estamos viendo este año, y es una reacción de la economía en el primer trimestre. Ojalá esto siga así durante todo el año.
Afuera hay presión para que las cajas hagan más. ¿Es válida esa impresión?
Yo creo que nosotros hemos hecho demasiado. Lo que sucede es que los trabajadores colombianos se han dejado morder una tajada muy grande de esta prestación social.
¿Por ejemplo?
El caso de Foniñez. Este es un programa que beneficia a los niños de la economía informal. El empleador paga para que les prestemos servicios a sus trabajadores afiliados. Sin embargo, parte de ese dinero se está invirtiendo en otro fin que, aunque es muy loable, sale de esta prestación social. Otro ejemplo es Fosfec, que le llega al desempleado y al que es de la economía informal, pero tampoco se invierte en el trabajador formal. En estas dos cosas se van unos $200.000 millones, y ese es un mordisco grande.
¿Cómo se establece ese diálogo con los reguladores del sistema, en el sentido de que esto desvirtúa la naturaleza de la cajas?
Nosotros hemos planteado el tema a través de Asocajas en nuestro congreso anual, ante el presidente de la República y los ministros. Hemos contado las cosas, pero las necesidades son grandes y el Estado no tiene plata.
¿Qué les gustaría ver en el próximo gobierno respecto a las cajas?
Nos gustarían dos cosas. Una, que seamos reconocidos como lo que somos, es decir como una prestación social y no como un aporte parafiscal. Así está definido en la Ley. Y segunda, que los recursos para atender problemas sociales los aporte el Estado en lo que le corresponde, mientras que las cajas haremos lo que nos señala la Ley.
La discusión sobre el efecto de la contribución en el empleo formal parece haberse
quedado estancada. ¿Cómo lo percibe?
Yo la veo estancada porque el efecto del trabajo de este tipo de instituciones comienza a reconocerse y va generando mejores condiciones para la inversión.
Si tratamos de generar comunidad, reducir el desequilibrio, hacer clase media y elevar el número de propietarios, eso va generando un mejor clima para la inversión.
Y frente al argumento de que esto golpea al empleo formal ¿usted qué dice?
Tenemos que entender que el empleo formal cuesta, porque las necesidades son muchas, y todos los días aumentan. Si trabajamos entre todos para mejorar la comunidad podemos avanzar. Puede que fuera mejor que no existiera ese costo, pero las necesidades hay que cubrirlas.
Cumplieron 60 años el año pasado. ¿Cómo le gustaría ver a Colsubsidio
cuando cumpla 70 años?
Quisiera ver una institución mucho más sólida socialmente que lo que somos en este momento, y ser reconocidos como una empresa social que crearon los mismos empleadores. Me gustaría que seamos vistos como el aporte que somos a la mejora de la comunidad, más que por el costo laboral que significa el aporte del 4%.
En impacto social, ¿su visión es la de un Colsubsidio que esté en más o en menos sectores?
Tener un Colsubsidio que pueda invertir según las necesidades del día. Me gustaría que volvamos a contar con la autonomía con la que nacieron las cajas.
Este sistema creció por iniciativa de nosotros de hacer cosas. Cuando esto arrancó se hizo solo para pagar la cuota monetaria mensual, pero luego se pasó a prestar servicios de salud, educación, recreación y cultura. Hoy tenemos alguna plata de otros fondos, sobrante en bancos, y no podemos usarla para atender otras cosas, así estas hagan parte de nuestra función.