Un modelo empresarial sin precedentes hay detrás de la operación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), que pondrá en marcha durante este mes la primera fase de la ambiciosa estrategia que, no solo promete solucionar el problema de movilidad en Bogotá en 18 meses a través de un sistema integrado, sino que es un proyecto piloto en materia de negocios, integración empresarial y velocidad en la ejecución del mismo.
Nueve empresas, iniciadas desde cero, compitieron entre sí por una licitación.
Tras ganarla, se juntaron y a partir de allí, todos los pasos que dan son en grande.
Ya realizaron uno de los cierres financieros más jugosos de los últimos tiempos: 2,5 billones de pesos en crédito, obtenidos sin una garantía tangible, bajo la figura conocida como riesgo-proyecto, contando con que el negocio mueve 8.000 millones de pesos diarios.
Vincularon a sus empresas a 11.500 de los propietarios de 16.000 vehículos que han prestado el servicio de transporte en la capital, medida que impidió causar un impacto social.
En seis meses, montaron un equipo de trabajo que incluye 50.000 empleos directos y 75.000 indirectos.
Ahora, la fecha estimada para arrancar es el 30 de junio.
Daniel Murgueitio (DM) y Miguel Cardona (MC), gerentes de dos de las empresas que operarán el SITP, comparten las experiencias vividas en este camino.
Con la existencia de operadores del servicio, por un lado, y de recaudo, por el otro, además de un periodo de transición al que está ligada otra empresa que viene haciendo el recaudo de TransMilenio, desde afuera parece un esquema de negocio complejo ¿Lo viven así?
DM. No. El SITP es el proyecto más apasionante que podría encontrar un empresario. Tiene demasiadas aristas, incluye todo el círculo que uno quisiera tener dentro de una gran empresa.
¿Cómo es el engranaje de las empresas?
MC. Ninguno de nosotros venía del sector transportador. Cada paso ha sido un reto y son tantas variables. Logramos convencer a 13.000 propietarios de buses.
El proceso licitatorio fue complejo y competido.
‘Peleamos’ entre nosotros para ganar la licitación, pero, una vez lo logramos, tuvimos que sentarnos a la mesa y decir, “esto es un sistema integrado, no puede tirar cada uno para su lado”.
Ahora estamos haciendo reuniones semanales todos los operadores para unir propuestas.
¿Es como un consorcio?
DM. No, todos somos independientes, sociedades aparte, con NIT, presupuestos, todo separado. Nos unimos para sacar adelante el proyecto y lograr que sea exitoso.
¿El cierre financiero, considerado como uno de los más grandes de los últimos tiempos, fue hecho en conjunto?
DM: No. Cada uno cerró con un banco. La sumatoria es de 2,5 billones de pesos.
¿Por qué tuvieron que hacer una inversión tan alta?
MC: Había que comprar todos los buses que existen en Bogotá. Entre los nueve operadores tuvimos que comprar ese activo.
Unos 8.000 fueron chatarrizados en una siderúrgica, en la que a uno no le dan más de 100.000 pesos, mientras que por cada bus se pagó a los propietarios, en promedio, 100 millones de pesos.
De los otros 8.000, unos 4.000 los debemos comprar nuevos (hemos tenido oferentes chinos, checos, americanos, brasileños.
El mundo está pendiente de este proyecto).
Los otros los repotenciamos. Esa repotenciación está por el orden de los 20 millones de pesos por bus. Como tenemos que poner 16.000 buses, las inversiones que tenemos que hacer valen dos billones de pesos.
Además, hay que adecuar los patios, hacer infraestructura, albergar a 50.000 personas trabajando.
Toda la financiación la conseguimos con crédito, más del 80 por ciento del cual está en la banca colombiana.
¿Con qué lo respaldaron?
DM. La banca creyó en el proyecto.
¿Cómo fue que empezó esta aventura?
DN: A mí me llamaron los mismos propietarios. La misión era coger todo lo que había en la calle y volverlo empresa. Eran 66 compañías prestando el servicio.
A unos propietarios los hicimos accionistas, otros pudieron escoger la posibilidad de vender sus vehículos y dedicarse a otra cosa. En el momento en que sale la licitación, éramos 11 proponentes que involucraban a 11.500 propietarios.
Nueve de esos proponentes ganamos y los otros dos tuvieron que anexarse.
Martha Morales M.
Economía y Negocios