En el momento en el que un inversionista está buscando un activo para incluir a su portafolio, que ofrezca una rentabilidad suele ser un requisito básico. O al menos solía serlo.
Sin embargo, en un momento en el que la incertidumbre y la volatilidad se han convertido en la nueva realidad, y el temor a que la desaceleración económica mundial se convierta en una recesión, esto está cambiando, pues invertir en títulos con una rentabilidad negativa es ya una auténtica tendencia mundial.
(‘Los inversionistas, con expectativas muy altas’).
Y aunque esto parezca extraño, es una estrategia cada vez más extendida, pues en estos momentos “el 25% de la deuda pública y privada mundial está en tasas de interés bajo 0%”, afirma Juan David Ballén, director de estudios económicos de Casa de Bolsa.
Esto, traducido en dinero, significa que hoy en día más de US$17.000 millones están invertidos en activos cuyos poseedores saben que, a priori, van a recibir menos dinero que el que gastaron. La razón detrás de esta situación es que las políticas expansivas de algunas de las principales economías del mundo hacen que los bancos centrales estén emitiendo bonos con estas características.
Es el caso de Japón o Alemania, cuyos títulos cuentan con una rentabilidad negativa en prácticamente toda la curva de vencimientos, desde los papeles de un mes, hasta los de más de 20 años. En algunos casos, con casi un -1% de rendimiento.
“Hay muchos países que están haciendo eso, como Suiza con todos sus bonos de hasta cinco años, pero lo llamativo es que en Alemania y Japón es en todos los vencimientos. Las tasas de interés tan bajas se han hecho para incentivar el bajo crecimiento, pero también generan riesgo de estancamiento, como le puede pasar a Europa y EE. UU.”, explica Ballén.
Ante esto, ¿qué hace que los inversionistas compren estos bonos a pesar de saber que tendrán pérdidas? De acuerdo con el experto en bolsa, Julián Villamizar, “hay mucha especulación ante la expectativa de que más recortes en las tasas y una mayor desaceleración ofrezcan retornos, así la rentabilidad sea negativa. Y, por supuesto, en una inversión de largo plazo, si la gente ve riesgo en las acciones, prefieren perder un poco a arriesgarse a desplomes de 20% o 30%”.
Esta idea la comparte Orlando Santiago, gerente de Fénix Valor, quien indica que “lo que estamos viviendo en los mercados es algo totalmente novedoso. Ver algo así puede parecer curioso, todo el mundo espera una recesión y en cualquier momento puede haber una caída tremendamente fuerte. Por eso, algunos prefieren refugiarse en estos activos a que sus inversiones en otros más riesgosos colapsen y destruyan su inversión por completo”.