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Negocios

02 feb 2018 - 7:28 p. m.

Un colombiano en el comité ejecutivo de Telefónica

Alfonso Gómez Palacio pasa de presidir esa compañía en el país a dirigir Hispam Norte.

Alfonso Gómez Palacio

Alfonso Gómez Palacio es el primer colombiano en ocupar un asiento en el comité ejecutivo de Telefónica.

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02 feb 2018 - 7:28 p. m.

Alfonso Gómez Palacio, protagonista del desarrollo del sector de telecomunicaciones en Colombia durante los últimos 20 años, se convirtió en el primer colombiano en ocupar un asiento en el comité ejecutivo de Telefónica, una de las empresas de telecomunicaciones más importantes del mundo y la segunda más admirada, según la revista Fortune.

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Este apasionado corredor de maratones nació en Bogotá el 19 de diciembre de 1968, abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, comenzó su vida laboral en bufets, luego se integró al naciente proyecto de la zona franca de Bogotá, para recalar como Secretario General de la, entonces, Empresa de Teléfonos de Bogotá, ETB, en agosto de 1998.

En la ETB encabezó el proceso de transformación organizacional de una tradicional empresa de telefonía fija estatal. A su salida a finales del 2000, Gómez había hecho parte del equipo que preparó estratégica e institucionalmente a la ETB para sortear la competencia de empresas como Capitel-Telecom y EPM, y proyectarla para competir a nivel nacional con servicios de voz de larga distancia, lanzando además los incipientes servicios de internet de banda angosta. ETB contaba con el 82% del mercado de la ciudad, ingresos por 1,1 billones de pesos de la época y un margen ebitda de más del 40%.

(Lea: Telefónica Hispanoamérica se divide en dos unidades

En el 2001 asumió la presidencia de Colvatel, empresa participada por ETB, que Gómez Palacio transformó en la primera prestadora de servicios de banda ancha en la ciudad, y responsable de la modernización de la red de Teléfonos Públicos de Bogotá.

EL MOMENTO CLAVE

(Lea: Pago de Claro y Telefónica dan respiro a las finanzas del país

En el 2002 Martha Pinto de De Hart, ministra de Comunicaciones, le planteó el reto de presidir la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, compañía que estaba en su más profunda crisis de gobernabilidad y quiebra inminentes, derivada de años de desgreño administrativo. El pasivo pensional de más de 5 billones de pesos y los vencimientos por las obligaciones de los Contratos de Asociación a riesgo compartido, que suponían pretensiones por US$1.800 millones, habían presionado las cuentas de una empresa que veía como ingresos por $1,9 billones se transformaba en pérdidas operaciones por $470.000 millones.

Gómez, entonces de 33 años, aceptó el reto con dos condiciones: ejecutar la solución que diseñara y nombrar a su equipo más cercano. De una nómina de 11.000 personas, solo 35 eran de libre nombramiento y remoción.

Con el respaldo del gobierno y de la opinión pública, acometió la mayor transformación del sector en el país, que según estimaciones de Planeación Nacional supuso el ahorro de más de 7 puntos del PIB del 2002.

La transformación estableció la liquidación Telecom y la creación en su reemplazo de la empresa Colombia Telecomunicaciones (Coltel). Así, con principios de buen gobierno organizacional, frenó los costes desbordados, acotó los pasivos laborales y permitió la negociación de los contratos a riesgo compartido.

Al cierre del 2003 el presente de Colombia Telecomunicaciones estaba asegurado, pero el futuro no. Luego de compartir con varias instancias del gobierno central el panorama de las comunicaciones dominadas por la movilidad y la Banda Ancha, el declive de la voz y la inminente llegada de la era digital, la Junta Directiva autorizó emprender la búsqueda de un socio estratégico. El proceso culminó en abril del 2006 en una subasta pública en la que Telefónica se comprometió a capitalizar por $853.000 millones a Coltel, a cambio del 49% de las acciones. Asumiendo con su socio, el Estado colombiano, las deudas entre las que se destacaba el pago del arriendo de activos al patrimonio que administraba los pasivos de la extinta Telecom. Este arriendo sostenía el pago de las mesadas de 17.000 pensionados y sus familias.

MÁS TRANSFORMACIÓN


Con Telefónica como principal accionista, Alfonso Gómez asume como principal ejecutivo de la operación fija de los españoles en el país. Pero no pasa demasiado tiempo para que el propio César Alierta, presidente de la multinacional, lo designe al frente de todas las operaciones del grupo en Colombia, que por entonces tenía varias empresas: a Telefónica Telecom se sumaban la operación Móvil, Terra y Atento.

Las empresas de servicios fijos, a pesar de la opción de la banda ancha, comienzan a ralentizar su crecimiento debido al fenómeno imparable de la masificación de la telefonía móvil. A pesar de las grandes inversiones en fibra óptica, ADSL e incluso la televisión, la voz y las líneas fijas empiezan a caer de manera acelerada, por lo que mantener los ingresos se hace complejo. Pero en el caso de Coltel la situación es más difícil por el pago de la obligación pensional.

Los miembros de la Junta Directiva de Coltel, entonces bajo la marca comercial Telefónica Telecom coinciden en la necesidad de fortalecer financieramente a la empresa y dotarla de manera integral de servicios de movilidad. El camino discutido es una fusión entre la empresa de telefonía celular 100% de Telefónica, bajo la marca Movistar, con Coltel.

Tras el trámite de una Ley de la República y las valoraciones del caso, la fusión se completa creando la primera empresa integrada de telecomunicaciones de Colombia, que comienza a operar servicios de telefonía móvil, datos móviles, banda ancha fija, telefonía fija y televisión. La participación de Telefónica en la sociedad llega al 67,5%, mientras que la de la Nación alcanza el 32,5% restante. El ministerio de Hacienda de la época afirmaba que el resultado financiero resultante para la Nación sería pasar de tener en el 47,97% en una compañía con un valor negativo de 3,7 billones de pesos, a ser propietaria del 30% de una empresa con un valor positivo de 3,9 billones de pesos.

Por la magnitud de los activos involucrados, así como por la senda que abrió ante el sector, está fusión se convierte en el tercer gran aporte de Alfonso Gómez al desarrollo de las telecomunicaciones en Colombia.

El cuarto proceso que condujo Alfonso Gómez para convertirse en el más destacado ejecutivo colombiano del sector de telecomunicaciones, se cerró el pasado agosto. La acelerada devaluación de la moneda, que afectó las cuentas de Coltel en Colombia, así como el pronunciado encarecimiento de la contraprestación atada a la inflación que pagaba la empresa al patrimonio de los pensionados de la extinta Telecom, llevaron a los accionistas de la compañía a presentar una propuesta de capitalización que saldó esa carga que significaba el llamado ‘parapat’.

Dicha capitalización se vio frenada y casi abortada por la contingencia que sobrevino con el laudo que ordenó a Claro y a Coltel a pagar cerca de $4,7 billones por la reversión de activos. En esa situación, de una complejidad extrema, Telefónica, guardando su derecho a la reclamación internacional, sumó a la capitalización inicial recursos adicionales para enfrentar esta decisión adversa y cerrar una operación entre socios por $6,4 billones.

No solo por la complejidad de las operaciones que adelantó en su carrera de 20 años en el sector de telecomunicaciones, sino por la inusual duración de su gestión al frente de una compañía, la carrera de Gómez Palacio lo consolida como el ejecutivo de mayores logros en el sector de telecomunicaciones de Colombia, con menos de 50 años.

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