Durante las reuniones de primavera del Banco Mundial y del FMI se percibió un mejor ambiente respecto de la actividad económica global, especialmente por el sólido proceso de recuperación económica en los Estados Unidos.
En línea con lo anterior, la reciente publicación de la edición semestral de Perspectivas Económicas Globales del FMI, hizo un pequeño ajuste (0,1%) al alza en el crecimiento de las economías desarrolladas para el presente año, con respecto a enero pasado.
La excepción a esta percepción más favorable son las economías exportadoras de materias primas, cuyo incremento es más modesto a raíz del fuerte choque de términos de intercambio experimentado.
Por lo tanto, en el conjunto de las economías emergentes y en desarrollo no hubo ajuste de las perspectivas de crecimiento para el presente año, con respecto a las previsiones de enero. Sin embargo, sí se observaron ajustes a la baja en las regiones de América Latina y el Caribe (-0,1%), Medio Oriente, Norte de África, Afganistán y Pakistán (-0,5%), África subsahariana (-0,2%) y Europa emergente y en desarrollo (-0,1%).
En contraste con la mejor situación global, el panorama para varias regiones emergentes y en desarrollo sigue complejo por efecto del entorno internacional menos favorable, en términos de precios de exportación y costo de financiamiento externo.
En este sentido, la pregunta clave es: ¿cómo crecer en un entorno externo más complejo?
Al responder este interrogante, el reporte de Perspectivas Económicas Globales del FMI ha dedicado su capítulo segundo.
¿Por qué es tan importante avanzar en esta pregunta?
Pues bien, al detallar las estimaciones de crecimiento de mediano plazo, elaboradas por el FMI, se observa que este grupo de economías, que hoy representan el 75% del crecimiento del PIB mundial, serían el principal motor de crecimiento para el año 2022.
Es allí donde nace la preocupación con relación al efecto económico de las condiciones externas (demanda externa, condiciones financieras externas y términos de intercambio) sobre el crecimiento de mediano plazo de los mercados emergentes y las economías en desarrollo, especialmente para el crecimiento en América Latina y el Caribe, Oriente Medio, África del Norte, Afganistán y Pakistán; y África subsahariana.
Responder sobre cómo crecer con un entorno externo menos favorable no es fácil.
Dentro de los elementos necesarios para crecer, que resalta el FMI en su reporte, están tanto el contexto de política económica interna como atributos más estructurales de cada economía; es decir, los marcos institucionales sólidos, la integración comercial y la estabilidad macroeconómica.
GRANDES RETOS
En anteriores artículos hablé de la integración comercial como estrategia para el crecimiento de la región de América Latina, y de la estabilidad macroeconómica como condición necesaria para un crecimiento sostenido.
Por esta razón, quiero poner en el contexto regional el tema de los marcos institucionales para la política económica. A este respecto, enfrentamos importantes retos. Si bien la institucionalidad en torno a la política monetaria ha avanzado de forma notable, la institucionalidad en torno a la política fiscal se encuentra menos avanzada y es muy heterogénea.
Sobre este tema específico también llaman la atención los reportes de Monitor Fiscal del FMI y el Reporte para la región del Banco Mundial.
Es evidente que se requiere de una política fiscal que contribuya a reducir el efecto negativo de los ciclos económicos del entorno internacional, es decir, de una política fiscal contracíclica. En otras palabras, que se generen ahorros durante las épocas de ‘vacas gordas’ con el fin de tener más espacio de acción fiscal durante los períodos de las ‘vacas flacas’. Al mismo tiempo, estos marcos de política deben ser socialmente legítimos para que sean sostenibles en el tiempo.
Estructuralmente, la solución es mejorar la calidad de nuestros marcos de política para la adopción de dichas medidas fiscales.
Vale la pena resaltar que, en los componentes de institucionalidad del reporte de competitividad elaborado por el Foro Económico Global, el ranking promedio de América Latina y el Caribe se ubica muy por debajo de la media de los países de la muestra y, comparado con otras regiones del mundo, presenta la menor calificación en institucionalidad y sus componentes de institucionalidad pública y corrupción (gráfica 1).
En síntesis, América Latina enfrenta actualmente grandes retos en materia de gobernabilidad para salir adelante en este entorno.
Solidez institucional y crecimiento económico
Dentro de los elementos necesarios para crecer, están el contexto de política económica interna y atributos más estructurales de cada economía.
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