Dicen que la moda no incomoda, pero eso en ciertas cosas no es verdad. Industria, diseño, confección y comercio de textiles, vestuario y calzado, están siendo atrapadas en una encrucijada, entre los que hacen las cosas legalmente y los que no.
El contrabando, la copia, la piratería, la informalidad, la subfacturación y muchos otros problemas tienen al sector de la moda contra la pared. Marcas de primera calidad, compiten en completa desigualdad con productos importados ilegalmente, sin IVA en el mercado y con los cambios normativos que hacen los gobiernos y los fallos comerciales internacionales.
Hacer moda no es fácil. No es cortar una tela y copiar lo que se vende en Estados Unidos a un precio más barato; el sistema moda es quizá uno de los más complejos del mundo, porque tiene que ver con la necesidad de cubrirnos y protegernos, el gusto de vestirnos de cierta forma, la imperiosa necesidad de comunicar nuestra identidad, personal y cultural, y tener la capacidad de diferenciarnos públicamente. Nos entiende, reconoce, respeta y satisface con cada prenda que pone el mercado. Por esto, es que nuestra industria debe estudiar tendencias, gustos, preferencias, tecnologías, innovaciones, antropometrías, culturas, religiones, ideologías, colores, texturas, procesos, impactos ambientales y normas variantes, para proponer más productos en el mercado, que no solo satisfagan al consumidor, sino que sean suficientemente responsables con todos los interesados.
Por el contrario, el contrabando lava dinero del narcotráfico importando prendas, que se venden en diferentes canales del mercado, a precios incomprensibles, haciendo que miles de personas se vistan de productos de mala calidad, de una moda ajena y cubiertos de sangre de un conflicto que nos empobrece.
Esta semana es Colombiatex, uno de esos enormes esfuerzos del sector y del Inexmoda, para compartir conocimiento, procesos, tendencias y soluciones, donde tristemente nos quedamos con las noticias de las increíbles pasarelas, y no con la comprensión que un sector que compite por nosotros contra el contrabando, el narcotráfico y delincuencia, se encuentra cada vez con menos margen de acción, porque el negocio está en riesgo.
Debemos unirnos alrededor del empresariado de la moda, y esto no significa comprar solo productos nacionales, por el contrario, comprar los mejores productos posibles, para satisfacer nuestras necesidades y no los más baratos, como descaradamente hacemos con las camisetas de la Selección Colombia.
Hace tiempo la industria colombiana demostró que está al nivel de la competencia global en diseño, tendencia, calidad, pero como compradores, hemos demostrado que nos importa más pagar menos, que comprar bien.
No solo nos urge una política nacional para promover y defender la producción y comercialización justa de moda en el país, sino la urgente necesidad de educar a los consumidores sobre prendas, estilos, tendencias, climas, morfología, marcas y sobre todo, el deber del comprador con su país y consigo mismo.
No podemos darle la espalda a esta industria, porque nuestra moda está en riesgo, y han sido los diseñadores, los empresarios, los comerciantes y los inversionistas los que han dado la pelea por nosotros, y es momento de poner de moda, que nos vistamos legal, justa y responsablemente, o mostrar que tan ilegales, injustos e irresponsables somos.