En un chat de unos amigos muy inteligentes e informados, leí que estamos en un Rookie Time en este gobierno, debido a que no se siente que las cosas estén andando con claridad. Creo que esto es injusto, pero sobre todo peligroso de afirmar, porque de las expectativas se crean tenebrosas realidades.
Cuando Uribe subió a la presidencia en el 2002, le tomó varios meses para poder poner su gobierno en marcha, con la enorme ventaja de una popularidad de ‘guerra’ que le dejó el proceso de paz de El Caguán. Cuatro años después fue reelecto de manera abrumadora, sin necesidad de hacer empalmes.
Lo mismo le ocurrió a Santos, que toma el gobierno de Uribe, gabinete e instituciones y no ti ene un ajuste en su primer año de gobierno; en su segundo mandato, continuó con su propio equipo, pese a los deseos de muchos.Esto nos deja ver que en los últimos 12 años, no habíamos tenido un empalme de gobiernos, porque solo se debería comparar a Duque con lo que paso en 1994, 1998 y 2002, pero solo miramos lo que paso en el 2014.
También, he oído que sus ministros son algo ‘tibios’, y algunos dicen que son muy “jóvenes e inexpertos en el cargo”, lo que es consecuencia de lo anterior, ya que es un gobierno que se ha dedicado a hacer política sin acuerdos políticos, pagando el costo de la soledad en el Congreso y en los medios de comunicación. Cabe anotar, que esos mismos que hablan de la ‘tibiedad ministerial’, son los mismos que dicen que los viceministros son técnicos de primer nivel y que eso da tranquilidad.
Si bien la reforma a la justicia, a la política y los puntos de referendo anticorrupción están muy embolatados en el Congreso, y la innegablemente necesaria ‘ley TIC’, para la convergencia de las telecomunicaciones, está siendo atacada desde la coyuntura de lo que le pasó a LosPurosCriollos, los debates de la ley de financiamiento han dejado un panorama interesante.
El gobierno llegó con una fuerte posición técnica, y las comisiones conjuntas, con una mezcla de experiencia y renovación, dieron un debate más técnico que político, logrando un nuevo proyecto de ley, que unió la técnica y necesidad de Hacienda con la política y temperatura de la sociedad, dejando ver un nuevo panorama político, algo inesperado y gratamente sorprendente, donde en los debates, la mermelada estuvo ausente.
Este comienzo del gobierno Duque se esperaba, pero la gente siempre quiere más; una parte del país quería el fin de la corrupción por decreto, incluyendo la reducción de salarios de altos funcionarios y el aumento de los presupuestos de educación más allá de lo posible, llevados por una justificada emotividad, pero con una fuerte ausencia de racionalidad y legalidad.
Ha logrado un importante cambio político, con el respaldo de buenas cifras económicas. Hay que darle tiempo; es decir, esperemos a que presente su plan de desarrollo (su programa de campaña, más lo que concertó con todas las fuerzas políticas), y para eso debemos lograr darle más tiempo para que todo pase.
Este presidente no será reelecto, y eso hace que pueda hacer lo necesario y no solo lo popular. No es malo, solo está comenzando; pero si seguimos diciendo que lo es, posiblemente causemos que así lo sea. No seamos duquistas, seamos analistas.
Camilo Herrera Mora
Presidente, junta directiva de Raddar
camiloherrera@raddar.net