En la década de los 60, Holanda halló grandes reservas de gas natural. Con su producción, el país empezó a sentir los primeros síntomas de lo que desde entonces se conoce como enfermedad holandesa.
El sector extractivo crece de forma desmesurada, la moneda se revalúa y ramos como agricultura, manufactura y servicios pierden competitividad.
Existen diversos mecanismos para limitar los efectos negativos ligados a la explotación de ramos como el petróleo y la minería. Noruega y Alaska han creado fondos provenientes de los recursos de la bonanza petrolera.
Para reducir la vulnerabilidad ante las fluctuaciones de los precios internacionales del crudo y proteger a las generaciones futuras, en Noruega, los beneficios por la producción de petróleo son colocados en el Fondo Petrolero.
Los recursos de este son invertidos fuera del país para evitar desequilibrios en la economía local.
Las decisiones de inversión se hacen según criterios de bajo riesgo, sostenibilidad, respeto al medio ambiente y responsabilidad social. El 4% de los retornos del Fondo se destina a equilibrar el presupuesto del Gobierno.
El Fondo prevé cierta ayuda a sectores de la economía considerados clave: agricultura, manufactura, pesca y transporte marítimo.
Las presiones para invertir en infraestructura y gastos corrientes del Estado son enormes. S
in embargo, el consenso social en torno a la idea de preservar el Fondo para las generaciones futuras ha prevalecido sobre los objetivos a corto plazo.
Claro que el contexto noruego ayuda: poca población, elevado nivel de vida, economía relativamente diversificada, instituciones sólidas.
En 2006 el nombre del Fondo cambió de Fondo Petrolero a Fondo de Pensiones, hoy, el mayor del mundo.
Otra experiencia interesante es el Fondo Petrolero de Alaska.
El principio de sostenibilidad es ley: el Fondo está inscrito en la Constitución del Estado.
No identifica sectores económicos clave que por su importancia o posición estratégica deban recibir recursos especiales. Cada residente recibe anualmente un cheque resultado del desempeño de las inversiones del Fondo.
Son los individuos los que deciden cómo invertir el dinero. De esta forma, se respetan las libertades individuales y se pone de manifiesto el deseo de limitar al máximo la injerencia del Estado.
Sostenibilidad y protección a las generaciones futuras son principios fundamentales en la gestión de los fondos petroleros.
El problema ético es obvio: ¿tenemos derecho de gastar el dinero de la producción de un recurso no renovable sin tener en cuenta a las generaciones futuras?
El auge en la producción de petróleo y minería que Colombia experimenta está transformando el panorama económico y social del país. El peso se ha revaluado y la inversión extranjera disparado (entre enero y marzo del 2012 45% de la IED fue al sector petróleo y minas).
La Ley de Regalías propone asignaciones a proyectos considerados clave y una distribución más equitativa a las regiones del país.
El futuro económico del depende de la forma cómo se distribuya esta riqueza.
¿Cómo lograr que los recursos se conviertan en locomotoras de un desarrollo económico diversificado, evitar la inversión en proyectos poco viables, asegurar la sostenibilidad de los recursos no renovables y proteger a las generaciones futuras’.
¿Qué mecanismo sería el más eficaz para limitar los efectos de una caída de los precios en el mercado internacional? Sugiero, analizar las experiencias de Noruega y Alaska. Después de todo, estas demuestran que la enfermedad holandesa no tiene por qué ser mortal.
César Baena
Ph .D.