Coincido con la posición del vicefiscal Jorge Fernando Perdomo: a la luz de las noticias recientes sobre conductores borrachos que actúan de forma irresponsable, la alternativa de endurecer las penas, incluyendo la cárcel, me parece totalmente inadecuada, e incluso facilista.
Desde hace varios años he defendido la idea de transformar la licencia de conducción en un acto de confianza que la sociedad hace sobre sus ciudadanos.
Al otorgar el pase, cada conductor recibe un cierto número de puntos que se van descontando por el volumen y tipo de infracciones de tránsito que cometa: pico y placa o estacionar en lugar prohibido, por ejemplo, implicará n un perjucio menor que pasarse un semáforo en rojo, y, por supuesto, conducir en estado de embriaguez conllevará a la pérdida inmediata de todos los puntos disponibles.
Una vez se agoten sus puntos, los ciudadanos deberán esperar un año para volver a tener licencia, pagar las multas y nuevamente realizar los cursos y exámenes necesarios. Si de nuevo pierde todos sus puntos, no podrá manejar por el resto de su vida.
En este esquema, quien, en estado de embriaguez, cause la muerte de otra persona perderá de forma automática la posibilidad, de por vida, de volver a tener una licencia de conducción. La cárcel debe reservarse solo para aquellas personas que, habiendo perdido los puntos de sus pases, es decir, haber demostrado ser unas irresponsables, vuelvan a conducir un vehículo, así estén sobrias.
Si a esto añadimos un sistema de corresponsabilidad de las empresas de servicios públicos, donde los puntos perdidos por sus conductores, afectarán también los de la compañía, les generaremos incentivos reales para mejorar la vigilancia y las condiciones tanto de sus conductores como de los carros afiliados.
Me parece más sensato abordar el tema de los conductores ebrios como un problema de salud pública, en el cual, vía incentivos al buen comportamiento y una efectiva regulación para castigar a los infractores, estos sean la estrategia para modificar esos comportamientos. Sería un error convertir esto, al calor de la rabia que nos producen los actos de irresponsabilidad e insensatez de esos conductores, en una actividad criminal.
El sistema de puntos para los pases no es novedoso, muchos países ya lo han implementado, y allí las calificaciones de las licencias son cuidadas por los ciudadanos con mayor responsabilidad y, además, sirven como elemento de juicio para las aseguradoras al momento de estimar el nivel de propensión al riesgo de cada persona.
Colombia debería aprender que muy pocas cosas se solucionan imponiendo penas más altas, más aún cuando la impunidad existente ya desbordó el sistema judicial.
César Caballero Reinoso
Director de Cifras y Conceptos