El presidente Iván Duque arrancó este domingo una gira de una semana por EE. UU. en el marco de la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas. La agenda del primer mandatario combina encuentros bilaterales, su presencia en la ONU, conferencias en escenarios empresariales y un diálogo con la comunidad colombiana en Miami.
De la intensa serie de eventos programados se pueden derivar varias conclusiones. La primera es que Duque buscará alinearse con uno de los temas que será de los dominantes en el debate de la asamblea anual: el cambio climático. Si bien Colombia no es un actor internacional relevante en la discusión de las emisiones de CO2, sí lo es en una problemática ambiental asociada: la preocupación por la Amazonía.
La selva amazónica también será protagonista en Nueva York ya que se espera la intervención del presidente brasileño Jair Bolsonaro. Brasil, país con mayor extensión de selva amazónica, y que ha respondido a la crisis con un tono más nacionalista y hostil con las potencias europeas. Duque, al contrario, convocó a una cumbre de países amazónicos en Leticia que marcó los primeros pasos de una respuesta regional.
Mientras que los brasileños podrían reafirmar su postura de no intervención de la comunidad internacional, Colombia podría defender un abordaje más multilateral. Asumir un liderazgo diplomático en temas ambientales y en energías renovables es más fácil decirlo que hacerlo. A pesar de varios logros como la política de economía circular, la Casa de Nariño debe pasar del discurso a la acción en muchos más temas.
El segundo eje de la agenda de Duque en la ONU es Venezuela. En su primera cita ante la Asamblea General hace un año el primer mandatario hizo mayor énfasis en el rechazo político a la dictadura vecina. Mucha agua ha corrido bajo el puente en estos doce meses comenzando por el recrudecimiento de la crisis migratoria.
El cambio de régimen en Caracas hace parte integral hoy de la agenda diplomática entre EE. UU. y Colombia. Ante la reciente salida de John Bolton, exasesor de seguridad de la Casa Blanca, el encuentro entre los presidentes Trump y Duque en un evento sobre la “transición democrática” de Venezuela confirmará si la alineación continúa.
Otra cara de este tema en la que Colombia no sólo tiene que mostrar sino que debe pedir ayuda internacional es el de la crisis migratoria. El Fondo de Población de Naciones Unidas ha calculado que 4,5 millones venezolanos que han abandonado su país y 1,5 millones se quedaron en nuestro país.
La administración Duque ha desplegado una estrategia basada en “solidaridad y fraternidad” que los organismos internacionales están empezando a reconocer. No es fácil en tiempos de muros y de incertidumbre económica, nacionalizar hijos de migrantes y ofrecerles una bienvenida digna. Esta gira presidencial debe aprovecharse para seguir contando al mundo el “modelo” colombiano de respuesta a un choque migratorio de dimensiones globales.
Otro tema infaltable en la gira es el del cumplimiento del acuerdo de paz. El regreso a las armas de varios negociadores de las Farc ha disparado alertas internacionales sobre el compromiso del Estado colombiano. Sin embargo, la estrategia de “paz con legalidad”de la administración Duque cuenta con un balance positivo en la reincoporación de excombatientes, en el arranque del catastro y los planes de desarrollo territorial, entre otros puntos.
Por último, el dinamismo de la economía colombiana, en medio de un entorno de incertidumbre y bajo crecimiento, se convierte en un factor positivo en la atracción de inversionistas al país.
El discurso del presidente Duque del próximo miércoles dará más luces sobre el rumbo de la política exterior en su segundo año. En especial, en un barrio donde muchos de los presidentes- Bolsonaro, López Obrador y Macri- están atendiendo sus temas internos.
Francisco Miranda Hamburger
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