En estos momentos se desarrolla en Bogotá el Congreso Nacional Cafetero con una coyuntura muy positiva para el sector.
La feliz combinación del alza de la cotización internacional del grano, una favorable tasa de cambio y un robusto precio interno de la carga impulsan los ingresos de los productores.
Por esa razón, los cafeteros están en la capital discutiendo sobre “más agronomía, más productividad y más rentabilidad” en medio de un panorama económico tranquilo y con buen ambiente.
Así no arrancó este 2019. Esos mismos factores hundían los ingresos: mientras en abril la carga de 125 kilos se pagaba a 655 mil pesos, esta semana superó el millón de pesos por primera vez desde noviembre de 2016. Termina entonces en una tendencia al alza un año que empezó con unos precios que no garantizaban la rentabilidad debida.
De hecho, en septiembre pasado, dentro de su gira para asistir a la Asamblea General de la ONU, el presidente Iván Duque protagonizó un encuentro con los mandatarios de otras naciones cafeteras como Guatemala, Honduras, Panamá y Vietnam para hablar sobre la producción del sector.
El jefe de Estado invitó a los productores del grano en el mundo a buscar acciones conjuntas para que mejoraran los precios internacionales del café. Además, resaltó que “los ingresos que se quedan hoy para los pequeños productores no llegan ni siquiera al 10 por ciento del valor total de la cadena”, que se estima en unos 200 mil millones de dólares.
Por último, Duque habló en Nueva York de concertar una “gran agenda global” de los países productores para el próximo encuentro mundial a celebrarse en Ruanda en 2021.
Esa voluntad política del Gobierno de defender los ingresos cafeteros en el exterior se ha traducido internamente en decisiones como la creación del Fondo de Estabilización de Precios y programas orientados a la renovación de suelos y de cafetales en unas 90 mil hectáreas por año.
La entrada en operación del Fondo, apenas culmine su reglamentación, no podía darse en mejor momento. Al constituir un mecanismo para aprovechar los tiempos de alzas en los precios para así poder compensar en las épocas de caídas, el Fondo, con un capital de más de 200 mil millones, comenzará su misión en buenas condiciones.
Las transformaciones experimentadas por el sector cafetero en las últimas décadas han sido profundas. El mapa de este sector del país cambió: del tradicional Eje Cafetero se pasó al eje de los departamentos del sur como Huila, Cauca, Nariño y Tolima.
Hasta la cara de los recolectores de café ha cambiado. De acuerdo a la Federación de Cafeteros, la migración venezolana ha generado un flujo importante de mano de obra para las épocas de recolección de la cosecha. Cálculos no oficiales estiman que, en algunas zonas, hasta 9 de cada 10 recolectores de la última cosecha eran venezolanos.
Como todo buen momento económico, el de los cafeteros abre hoy una ventana de oportunidad no solo para ahorrar y recuperar las arcas golpeadas de años anteriores, sino también para enfrentar las problemáticas estructurales del sector.
Uno de estos temas a abordar es el del aumento de la productividad, el manejo de los costos de producción y la diversificación de la oferta. Otro es el de adaptar aún más las prácticas agronómicas y buscar formas adicionales de aprovechar la transformación del mercado y de la comercialización global del café.
Con más de medio millón de familias vinculadas a su cultivo, el sector cafetero es uno de los más tradicionales, históricos e influyentes de la economía colombiana. Momentos de ingresos altos pueden ayudar al Estado, la Federación y los cultivadores a cimentar los mecanismos para soportar cuando finalice este ciclo.