Una de las propuestas que el gremio de comerciantes presentará este miércoles al Gobierno en su congreso anual será la contratación laboral por horas. En entrevista con Portafolio, Jaime Cabal, presidente de Fenalco, afirmó que en el encuentro de Neiva propondrán “una reforma integral y a fondo de nuestro régimen laboral que data de los años 50”.
La invitación a discutir este tema no es nueva. Hace exactamente un año, la ministra de Trabajo, Alicia Arango, abrió la discusión al hablar de la posibilidad de la actualización de las normas laborales vigentes en Colombia, incluyendo nuevos modelos de contratación.
Las transformaciones que están experimentando los mercados laborales alrededor del mundo no son menores y cubren una amplia gama de fenómenos. Por ejemplo, la masificación de plataformas tecnológicas en áreas como el transporte de pasajeros y la entrega de domicilios constituye un cambio notable en la forma en que los colombianos buscan y consiguen trabajo.
Otro aspecto es la extensión de la jornada laboral. Estudiantes que necesitan pagarse sus estudios, amas de casa con algunas horas disponibles, trabajadores agrícolas, entre otros, se beneficiarían de un régimen que reconociera horarios, salarios y prestaciones más flexibles.
La alternativa por la flexibilización no es gratuita. Sectores económicos como el turismo, la agricultura y el comercio requieren de puestos de trabajo más estacionales y con una menor carga en su creación.
Es evidente que el ritmo de los cambios en materia legal y normativa no va a la misma velocidad que estas transformaciones tecnológicas y económicas. Si bien el Gobierno introdujo en el Plan Nacional de Desarrollo medidas como el Piso de Protección Social para quienes no alcancen a devengar el salario mínimo, la crucial discusión que planteó la ministra Arango continúa sobre la mesa.
Es hora de debatir la posibilidad de que en Colombia los empleadores puedan contratar a sus trabajadores por horas y pagarles sus prestaciones proporcionalmente. De hecho, una discusión nacional y tripartita –empresas, Gobierno y sindicatos– sobre la actualización de las normas laborales sería más que bienvenida. También ayudaría la inclusión de otros sectores como los tanques de pensamiento y los centros de investigación.
La apertura de este debate genera comprensibles preocupaciones en muchos sectores sociales. En vez de impulsar la flexibilización de salarios, jornadas y pago de prestaciones, los críticos a estas propuestas propugnan porque los esfuerzos estén orientados a brindar empleos con jornada y salario tradicional a todos y cada uno de los colombianos que así lo deseen.
Sin embargo, los dos caminos son paralelos y no necesariamente se chocan. Desplegar políticas de promoción a la formalización empresarial y laboral no va en contravía con la contratación por horas y demás propuestas de flexibilización.
El primer paso para avanzar sería estar de acuerdo en que la protección social a los trabajadores no está en discusión. El principio fundamental del derecho a la igualdad tampoco estaría en juego: a trabajo igual, salario igual.
La meta sería abrir un espacio adicional para que los empleadores cuenten con más opciones de generar puestos de trabajo formales. El desafío radica en una reglamentación que equilibre la necesidad creciente de los empleadores, sin violar los derechos de los trabajadores.
El modelo de contratación es solo uno de los aspectos laborales, cuya modernización debe abordarse más temprano que tarde. Con una tasa del 10,7 por ciento, el desempleo es una de las principales preocupaciones de los colombianos y no hay que escatimar esfuerzos en encontrar rutas para su reducción.
Francisco Miranda Hamburger
framir@portafolio.co
@pachomiranda