El pasado 5 de diciembre la Misión Internacional de Sabios 2019 entregó su informe al presidente Iván Duque. En diez meses de trabajo, 46 científicos y expertos independientes discutieron sobre ocho diversas áreas del conocimiento desde la biotecnología hasta las industrias culturales, pasando por las ciencias sociales y la energía sostenible.
El encargo principal de la Misión fue “trazar una hoja de ruta para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia”. El reporte contiene las recomendaciones para que el país se transforme en una sociedad “donde el conocimiento sea mejor valorado y se convierta en la base de un desarrollo humano, sostenible y con equidad”.
Hace poco más de 25 años, una misión conformada por 10 sabios colombianos, entre ellos Gabriel García Márquez y Rodolfo Llinás, le entregó al entonces presidente César Gaviria un documento similar de 150 páginas titulado “Colombia: al filo de la oportunidad”. El informe contenía asimismo las sugerencias de este grupo de científicos e intelectuales en materia de educación, ciencia y desarrollo tecnológico.
Un cuarto de siglo después, el mundo ha cambiado drásticamente. Para la Misión de Sabios 2019, las transformaciones giran, al menos, alrededor de tres ejes: rápidos avances tecnológicos que han reconfigurado cadenas de valor; impacto creciente del cambio climático y la presión por “descubir nuevas formas de expresión y participación de los ciudadanos”.
Los desafíos que Colombia enfrenta, de acuerdo al recién entregado reporte, implica tomar las decisiones necesarias para avanzar hacia una Colombia biodiversa, una Colombia productiva y sostenible, y una Colombia equitativa. La primera busca el conocimiento y aprovechamiento de las riquezas naturales del país para impulsar la bioeconomía, mientras que la segunda aspira a modificar la estructura productiva hacia industrias de contenido tecnológico.
La equitativa, pertinente en estos tiempos de descontento social, busca que más compatriotas mejoren sus niveles de educación y salud.
Los sabios 2019 recomiendan que el desarrollo económico esté ligado a la inversión en ciencia y tecnología. “La creación de riqueza está asociada con la productividad científica. La generación de riqueza exige crear nuevas industrias y desarrollar tecnologías propias”. Lo cierto es que, con una inversión anual en investigación y desarrollo cercano al 0,24 por ciento del PIB, Colombia está muy lejano de este ideal.
El informe de la Misión entrega 4 grupos de propuestas transversales para su implementación: el desarrollo institucional de un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación autónomo; el aumento y la búsqueda de nuevas fuentes de financiación; universalización de la educación inicial entre 0 y 5 años, diversificación de la secundaria y el establecimiento de misiones y centros específicos para concentrar recursos y esfuerzos.
Si bien la creación del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología es un paso en la dirección correcta dentro de la hoja de ruta planteada por la Misión, aún falta bastante por hacer y muchas decisiones que tomar por parte tanto del Gobierno como del sector privado. Por ejemplo, materializar la propuesta de aumentar del 10 por ciento al 25 por ciento de las regalías que se destinen a ciencia y educación, entre otras recomendaciones. Los pobres resultados de los estudiantes colombianos de 15 años en las áreas de matemáticas y ciencia en las recientes pruebas Pisa muestra la necesidad de reformar la pedagogía.
Es la segunda oportunidad en 25 años que Colombia tiene para comprometerse de manera real y tangible con una inversión estratégica en ciencia, educación y tecnología que provea a nuestra economía de un salto de calidad. Ya se cuenta con una hoja de ruta clara. Lo difícil, como pasó en 1994, será seguirla.
Francisco Miranda Hamburger
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