Una semana antes de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), es ya costumbre que la cabeza del organismo delinee en un discurso los puntos claves de la reunión que convoca a los jefes de finanzas del mundo.
Ayer ese discurso estuvo por primera vez a cargo de la nueva directora, la búlgara Kristalina Georgieva, y el hilo conductor fue el inevitable: la crisis que hoy se cierne sobre la economía global.
Georgieva envió una alerta, varios mensajes sonoros y un llamado a la acción. La alerta es la reiteración de las preocupaciones sobre el crecimiento que ya otras instituciones multilaterales han expresado.
Mientras hace dos años el 75 por ciento del mundo estaba creciendo su PIB de una manera acelerada, en 2019 el FMI espera un menor ritmo de crecimiento en el 90 por ciento de la economía mundial. Es una “desaceleración sincronizada”, en palabras de la directora.
Ese freno llevaría a finales de 2019 a los más bajos niveles de crecimiento en una década. En otras palabras, enfrentamos la mayor amenaza económica desde la crisis financiera de 2008.
Y el panorama para el Fondo no mejorará pronto: la próxima semana publicará perspectivas a la baja para este año y para 2020. Los motores económicos del planeta están frenando su actividad: Estados Unidos, Alemania, China y grandes emergentes como Brasil e India.
La jefe del FMI señala su dedo acusador a los mismos sospechosos que sus colegas en otros organismos: la guerra comercial. Calcula el efecto acumulado de las tensiones comerciales en una pérdida de 700 mil millones de dólares para el año entrante.
El primer mensaje de Georgieva ya lo están sufriendo muchos: “todos perdemos en una guerra comercial”. La invitación del FMI es a reconstruir el sistema comercial global y no a abandonarlo.
El segundo mensaje está dirigido a los bancos centrales a los que la directora envía un apoyo a su autonomía, pero advirtió el riesgo de mantener bajas las tasas de interés.
Un tercer punto en su discurso tocó los efectos de la incertidumbre geopolítica que suman a las confrontaciones comerciales. El Brexit entre Reino Unido y la Unión Europea y el pulso tecnológico entre Estados Unidos y China- un muro de Berlín digital- son dos ejemplos de fracturas geopolíticas con repercusiones en la economía global que pueden durar una generación.
El cuarto mensaje es probablemente un anticipo de la orientación que el FMI tomará bajo este nuevo liderazgo. Se trata de medidas fiscales como mayor gasto público y recortes de impuestos como vehículos para estimular el crecimiento económico. Georgieva invita a los países a buscar nuevas fuentes de crecimiento, a que los Estados aumenten sus ingresos vía reducción de la corrupción y uso de las herramientas digitales. Asimismo, recomienda la adopción de reformas estructurales para aumentar la productividad y disminuir las brechas sociales.
Por último, la nueva directora del Fondo hace eco de recientes llamados de muchos líderes mundiales- incluido el presidente Duque en la ONU- a defender el multilateralismo y abrazar una agenda de esfuerzos conjuntos para enfrentar problemáticas como el cambio climático, el terrorismo y el crimen transnacional.
Georgieva concluye con un llamado a la acción: la desaceleración sincronizada demanda una respuesta igualmente sincronizada, derivada de la cooperación.
En este panorama sombrío las más recientes estadísticas de crecimiento de Colombia son motivo de optimismo. Pertenecer a ese 10 por ciento del mundo que no decrece su ritmo en 2019 es una buena noticia para la economía. Es vital mantenerse ahí.
Francisco Miranda Hamburger
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