Una de las apuestas más distintivas del gobierno Duque es la llamada transformación digital. Esta política es entendida como el rediseño de procesos, cultura y metodologías que el Ejecutivo y las empresas despliegan con base en las tecnologías para mejorar sus servicios, en especial aquellos orientados a los ciudadanos.
Hace poco más de una semana, Planeación Nacional anunció el Conpes 3975 de la Política Nacional para la Transformación Digital e Inteligencia Artificial. Este documento continúa una senda trazada directamente desde la Casa de Nariño.
Si bien la administración Duque heredó varias líneas de promoción y gobierno digital, es justo reconocer que la Administración actual le puso el acelerador y elevó el tema al nivel de la agenda presidencial. Incluso se creó una Consejería Presidencial para la Transformación Digital en cabeza de Víctor Muñoz.
Varios indicadores internacionales muestran que el país tiene aún mucho por hacer. Entre 2014 y 2019 Colombia perdió nueve posiciones en el Ránking Mundial de Competitividad Digital, al ocupar el puesto 58 dentro de 63 países.
En materia de gobierno electrónico, Colombia prácticamente perdió la década: cayó 30 posiciones en el e-Government Development de Naciones Unidas, del 31 en 2010 al 61 en 2018.
El gobierno Duque ha liderado una ambiciosa agenda de transformación digital que incluyó un capítulo del tema en el Plan Nacional de Desarrollo, la aprobación de documentos Conpes y de política, la expedición de directivas presidenciales como la del gov.co y decretos como el de ciudadanía digital y ratificación de convenios de cooperación sobre ciberseguridad.
Esta política pública ha obtenido avances tangibles como la hoja de ruta en sectores claves como educación, salud, justicia y transporte, y la migración para pasar de más de 3.000 paginas estatales a tener el portal único del Estado.
Además, el Gobierno definió el modelo y la plataforma de interoperabilidad basados en el ejemplo estonio de Xroad para que las entidades se conecten entre sí. Más de 25.000 colombianos se están formando en habilidades digitales para la Cuarta Revolución Industrial y se montó en Medellín un centro para aprovechar esta transformación en alianza con el Foro Económico Mundial.
Sin embargo, desde que la Consejería Presidencial quedó acéfala, estas temáticas y debates han ido desapareciendo poco a poco de la agenda principal del presidente Duque. El ministerio de las TIC (MinTic) -que heredó esta agenda de transformación digital- tiene toda su apuesta en la conectividad y ha dejado perder la prioridad de estas políticas.
Durante el primer año de gobierno la atención del MinTic estuvo concentrada naturalmente en la aprobación de la ley de modernización de las TIC en el Congreso. En lo corrido del segundo año la dedicación está en la subasta del espectro. El mensaje que envían ahora es que esta agenda de economía digital no está dentro de sus prioridades y esta se empieza a ver relegada.
Temas relevantes para el avance digital del país, como la historia clínica electrónica e interoperable, estaban por ser adoptados, pero su impulso se ha frenado. En una situación similar están los avances para el expediente judicial electrónico en esta rama.
Más grave aún es la indefinición frente a las plataformas de economía colaborativa, como Uber y Rappi, o la posición del Gobierno sobre los criptoactivos. Todos estos son temas cruciales en la agenda digital del MinTic y del país que, en estos momentos, no cuentan con quien convoque estos sectores y lidere las conversaciones de política pública.
El gobierno de Iván Duque no puede darse el lujo de perder el impulso ganado con los avances de la política de transformación digital y con la prioridad de esa agenda.