Reaccionando al pasivo-agresivo divorcio Powell-Trump, los ex de la Fed clamaron “independencia” (America Needs an Independent Fed, 5/8/2019). Quizás el problema es que falta “interdependencia”, y sobra “democracia” tecnócrata o “antidemocracia” del mercado.
Los mercados son tan disfuncionales como la democracia; insensibles, algunas minorías sustituyeron a las mayorías, y eso no constituye “anomalía” (Bessembinder. Portafolio, 29/07/2019). Señales de convergencia, juegan con las apariencias (proyecciones) y pareceres (percepciones), y reflejan incapacidad (déficit), inestabilidad (política) e insostenibilidad (deuda).
Sospecho de esos “modelos” que prometieron recompensar los “sacrificios”, y sofisticaron la injusticia sesgando la “esperanza” matemática (revisen la Caja de Pandora). Piketty demostró que la inequidad (y, agrego, la corrupción) nació del dinero “fácil”, concentrado en quienes viven de la renta y reciben tratamiento preferencial, en tasas, títulos y garantías; conforman oligopolios, absorben la capitalización y condicionan la liquidez, en nanosegundos y durante siglos.
La evidencia también demuestra que los mercados accionarios no justifican su existencia (Global Stocks Outperform US Treasury Bills?, 2019); sobrevalorados, pierden contra los bonos del tesoro estadounidense, de manera consistente en las muestras local y global, industrial y tecnológica, de corto y largo plazo.
Pecado capital, equiparan el vasallaje financiero con el divino (Mateo 22:15), y han modernizado la “esclavitud” a las condiciones que impuso cada época (Las Uvas de la Ira, Steinbeck). Pese a expresar contrición, siguen atribuyendo a esa práctica el título de “institución” (Bank admits it owned slaves, 22/1/2005), por lo que siguen defraudando.
Ojalá se active el debate de la reparación (Booker Reparations Bill, 14/6/2019), y, como parte del mismo, los bancos centrales adopten un rol más innovador e integrador, para enmendar los valores y las creencias que gobiernan.
Desmentidos los axiomas del mercado y refutadas sus conjeturas -rentabilidad, riesgo y plazo; ética y democratización-, convengamos que el problema no es regulación o educación financiera: es el modelo, que han redactado los mismos autores de la profecía neoliberal y, ahora, la Misión del Mercado de Capitales.
Reformas estructurales, en democracia, las elecciones ‘Borda’ ordenarían nuestras preferencias, y legitimarían la gobernabilidad de los elegidos, ahorrando segundas vueltas. Y, respecto al mercado, eliminemos los ficticios e inciertos mercados de deuda y renta variable, apostando todo hacia la economía real, pues el sector financiero no debe seguir sustituyendo o sometiendo al Estado y la Sociedad.
Conveniencia ambidiestra, es insensato desconocer las abrumadoras diferencias entre las tasas de intervención y las comerciales; soltando esa tuerquita, el Ministro de Hacienda dice que, además del desempleo, tampoco entiende la arbitrariedad de los precios de la vivienda (La República, 29/8/2019), mientras el responsable de esa cartera jura que vivimos una utopía, cruzando la puerta giratoria de ANIF (Ídem, 7/9/2019).
Germán Eduardo Vargas
Catedrático