Durante el 2018 fueron múltiples los hechos conocidos que implican la necesidad de una respuesta urgente por parte del Estado en su conjunto, tanto desde el ámbito de lo jurisdiccional (incluidos los órganos de control), como del Gobierno y el legislativo.
Por ejemplo, pasa casi que desapercibida la visita y el informe del relator de derechos humanos de las Naciones Unidas y su dramática manifestación: “Es terrible el temor que sienten los líderes sociales en el país. Durante las reuniones se sintió su miedo a ser lastimados o que sus familias sean amenazadas”.
Nadie puede ocultar el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos en las regiones, habitualmente relacionados con la defensa del proceso de restitución de tierras que fueron adquiridas con la comisión de delitos de lesa humanidad, desplazamientos forzados, amenazas y asesinatos. También de los defensores del medio ambiente que se oponían a la depredación que realizan algunas de las industrias extractivas o de proyectos agroindustriales, propiedad de grandes capitales.
De otra parte, parecería también que las manifestaciones y reivindicaciones solicitadas en defensa de la educación pública fueran algo así como una anécdota para algunos. El Gobierno espera vencer a la juventud por cansancio, sin comprometerse realmente con una reforma estructural de largo plazo que implique en lo fundamental la renuncia definitiva a un modelo privatizador de demanda y destinar esos recursos para funcionamiento e inversión y al fortalecimiento de lo público.
Y, ¿entienden ustedes cómo la presencia del Gobierno el día de la inauguración de la “Comisión de la Verdad” fue prácticamente inexistente? Parecería que es necesario evitar a toda costa el esclarecimiento de los terribles delitos que se han cometido en, por lo menos, las últimas seis décadas. Claro, la verdad quedaría para la historia, permitiría identificar aquello que no debemos repetir, tendrían los actores del conflicto y el Estado que reparar a las víctimas y, entonces, mejor no, eso sería un socavamiento de las bases del establecimiento: injusto e inmoral.
Y, se aprueba la ley de financiamiento. Claro, ya entendí: tapan parcialmente el hueco del presupuesto para el 2019 y abren otro, mucho más grande a partir del 2020 y, en consecuencia, será necesario presentar la Reforma Tributaria. Lo que “escriben con la mano lo borran con el codo”. Adicionalmente, nadie podrá afirmar que el Gobierno sale bien librado de esta situación. El congreso le enmendó la plana en un 90% y el resultado es exactamente lo contrario del que inicialmente se planteó.
Pero, a pesar de las evidencias parece ser que la necesidad de solucionar lo fundamental deja de ser relevante ante la proliferación de hechos mediáticos que se muestran diariamente, Como decía el poeta De Greiiff, la defensa de los medios del establecimiento, sus propietarios y la injusticia, se hace con la promoción del escándalo del día, olvidémonos de lo real y de lo estructural.
Con El poeta de Greiff: Son Acontistas: “su profesión es hacer disparos al aire” y eso contribuye a tapar el sol con las manos y, más que otra cosa: la verdad. Ah, no se les olvide, el 28 de diciembre, en medio del júbilo, debemos celebrar nuestro día: el de los inocentes.