La ausencia en los debates para la presidencia de la República de Colombia de los temas que en el mundo causan alarma y controversia, no deja de ser desconcertante y nos lleva a preguntarnos si lo que antes se consideraba fundamental en el marco de las propuestas de globalización e internacionalización de las economías, dejó simplemente de ser relevante y en la actualidad estamos solos, en una isla, y lo que pase en el planeta parecería que nada, o casi nada, nos afecta o interesa.
Nos encontramos inmersos en el inicio de un conflicto comercial, en el que Estados Unidos, de manera imperial, bilateral y sin respetar ninguna institucionalidad internacional, incluidos sus compromisos en la Organización Mundial del Comercio, impone aranceles al mundo en importaciones de acero y aluminio, y a China en gran cantidad de productos, alegando violaciones en propiedad intelectual en patentes, derechos de autor y marcas. China, por su parte, toma medidas arancelarias de retaliación, y otros países contemplan actuar de manera similar, como la Unión Europea.
¿Qué piensan nuestros excelsos candidatos sobre qué hacer con el nacimiento del nuevo proteccionismo? ¿Hacia dónde irán las exportaciones de Colombia de aquellos productos sometidos a restricciones por Estados Unidos? ¿Aumentarán las exportaciones de China, ya de por sí altas, hacia nuestro país? ¿Se acelerarían las investigaciones por contrabando, dumping o lavado de activos y se tomarán medidas efectivas para combatir la competencia desleal? ¿Será necesario analizar y fijar un nuevo rumbo a la política comercial de Colombia ante el creciente incumplimiento de Estados Unidos de los tratados bilaterales?
Y, en materia de inversión extranjera directa y en relación con el cumplimiento de los derechos fundamentales sobre el acceso a la salud, a la educación y la cultura, ¿se seguirá permitiendo el abuso de la posición dominante en el mercado interno y en materia de precios, negando el cumplimiento de esos derechos con el cuento de que la seguridad al ‘segundo huevito’ de los programas económicos y de respeto a los tratados bilaterales de protección de inversiones, sin aplicar normas de competencia que permitan equilibrar la seguridad jurídica a la propiedad con el cumplimiento de los demás derechos fundamentales?
Y, ¿qué proponen frente a todos los otros temas que se mueven en el entorno? ¿Las demandas internacionales, que pueden ser el principal costo para la economía colombiana y causa de un posible aumento del déficit fiscal y de cuenta corriente, de mediano y largo plazo, en el caso de perder las que cursan actualmente en el marco del Ciadi y otros tribunales de arbitramento internacionales? Los conflictos fronterizos, especialmente con Nicaragua, la limitada visión de nuestras relaciones con Venezuela y Ecuador, suscrita casi que exclusivamente a una política reactiva frente a las migraciones, a los grupos delictivos y de corrupción estatal y, ni siquiera eso lo hacemos bien.
¡Qué vaina! La columna no es suficiente para tantos temas que en lo internacional deberían ser respondidos por las campañas y los candidatos a la presidencia: estoy seguro de que todos los aspirantes tienen algo que exponer, pero, tengo que decirlo, por ahora parecen egocéntricos, provincianos y chauvinistas.