Parecería que Colombia no ingresaría a la Ocde este año y que su solicitud entraría en el limbo hasta cuando el nuevo gobierno y el Congreso decidan lo que harán frente a las solicitudes de Estados Unidos, dizque por el incumplimiento de lo pactado en el acuerdo bilateral con ese país en materia de comercio e inversión. No les basta con los sistemas de solución de controversias estipulado en los mal llamados TLC, como el Ciadi; ahora, en el más puro estilo del señor Trump, el mecanismo para fijar una “barrera de entrada” es el chantaje.
Los temas no son menores. En materia farmacéutica, se debería eliminar la protección al consumidor en medicamentos que “contengan al menos un ingrediente farmacéutico activo no incluido en normas farmacológicas”, antes de otorgar las respectivas licencias y establecer los precios máximos a los que pueden ser vendidos. Qué vaina, proteger la salud de los colombianos iría contra el libre mercado.
En cuanto a la ‘chatarrización’, la solicitud de los hermanos norteamericanos es simple. Acaben con ese programa antes de abril, no planifiquen nada y permitan que se inunden las ‘excelentes y sobredimensionadas’ vías del país de tractocamiones nuevos, exportados o vendidos por las compañías norteamericanas. Eso debería resolverse por las vías bilaterales y jurídicas del tratado bilateral y no en la Ocde. Otra vez, la amenaza para obligar a una negociación.
Modernizar la ley de derechos de autor es la tercera ‘modesta solicitud’ de Estados Unidos. Dice la representante de Colombia ante la Ocde: “Es una actualización de la ley de derechos de autor, que es de 1970, que había que modernizarla para tener en cuenta la regulación de derechos de autor para nuevos contenidos y cosas digitales, que no existían en esa década”.
El objetivo que persigue el Gobierno americano es el de aumentar la protección monopólica en más de 20 años a los “contenidos y cosas digitales”, convertir sus posibles violaciones en delitos penales no excarcelables y atentar contra la libertad de empresa en esa materia. Casi nada. El Congreso no ha aprobado la ley Lleras, que contiene todas esas exigencias; pero no se preocupen, el nuevo lo hará con un pupitrazo y sin leer.
Mientras los gringos se rasgan las vestiduras en la Ocde como defensores del libre mercado y de los tratados por ellos suscritos, inauguran una ‘guerra comercial’, aumentando los aranceles para el acero y el aluminio por ellos producido. El Gobierno colombiano no dice nada, está esperanzado en que no le apliquen la medida por ser tan pequeñitos (de mínimis); los candidatos menos, y el país, tranquilo: de vuelta al ‘proteccionismo’ del que nunca salieron los países desarrollados. Que no se nos ocurra hacer lo mismo, eso sería infame, pues se protegerían la inversión, el empleo y el desarrollo de bienes y servicios con contenido local, no a las multinacionales y los grandes grupos económicos.
La verdad, estoy deprimido; si las cosas siguen como van, no me van a dejar ingresar al primer club de ricos del que sería miembro sin número, y, tampoco me descontarán los costos de afiliación de mi pensión. Sin embargo, quién sabe, a lo mejor con la visita de Trump se enternecen y nos admiten.