Prioridades uno y dos: revivir el crédito haciendo, también, frente a la problemática de la carga de la deuda pública y privada. Tres y cuatro: apoyar la demanda y promover el mercado laboral y el de bienes y servicios.
De mantenerse esta agenda mundial, liderada por el Fondo Monetario Internacional, el 2014 estará caracterizado por la profundización de las políticas orientadas a mejorar la movilidad de los capitales y del crédito, el mantenimiento de bajas tasas de interés, la flexibilización de los contratos obrero-patronales, y el estímulo de los sectores más productivos y de aquellos con mayores niveles de innovación en cada país.
Para el empresario local, la madurez del mercado en muchas industrias le exigirá el replanteamiento de la estrategia comercial para la incursión en nuevos nichos y la retención y fidelización de sus clientes.
Para los sectores afectados con la caída de los precios de los commodities, la tarea será el aceleramiento de la ejecución de los proyectos enfocados en la estructura de costos, principalmente de los inmersos en el esquema logístico. Estas empresas también deberán aprovechar las posibilidades que brindan los derivados financieros para mitigar los efectos colaterales de las presiones cambiarias venideras.
Es innegable que la liquidez mundial originada en el programa de compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos comenzará a verse disminuida por el desmonte que, del mismo, iniciará la Reserva Federal desde el mes de enero. Esto provocará diferentes niveles devaluacionistas, que, para el caso colombiano, no se espera que sea uno alto, siempre y cuando las conversaciones con las Farc en La Habana se desarrollen exitosamente, la infraestructura continúe siendo una prioridad, se logren mejores condiciones para la flexibilización del mercado laboral, se reforme el sistema educativo, y la demagogia populista de la izquierda y la extrema derecha no sean grandes ganadores en las próximas elecciones.
En estas condiciones, nuestro país, imparable, iniciará la carrera para desplazar a Perú y Chile en el liderazgo por desempeño económico, lográndolo en cuestión de unos pocos años.
Para los empresarios que decidan fortalecer e incluso reorientar su estrategia comercial, será inevitable destinar un importante presupuesto a los aspectos de investigación y desarrollo de productos y servicios intensivos en innovación y valor agregado.
Pero los resultados de dichos proyectos no impactarán el desempeño empresarial de manera significativa si no se articulan con una política de recursos humanos dirigida a concientizar sobre los beneficios de las metas de mediano y largo plazo, para que, estos últimos, sean contrastados con los réditos cortoplacistas que buscan los empleados de las nuevas generaciones para sus carreras profesionales.
En este año de grandes oportunidades, el negativismo no deberá ser una opción en las discusiones empresariales, ya que ese pesimismo es el camino que recorre el egoísta cuando busca justificarse en sus momentos de mayor mediocridad.
Gilberto Caicedo G.
Consultor corporativo