Hoy se celebra en EE. UU., con seguridad, su festividad más hermosa y positiva. La verdad es que todos los días deben ser de acción de gracias.
La gratitud es una de las actitudes o virtudes más enriquecedoras porque alegra, aviva la esperanza, sana, libera y motiva. Diversos estudios científicos avalan sus muchos beneficios que inciden en un mejor estado emocional y una mejor salud. Uno lo realizaron los investigadores Peterson y Seligman en 2004. La palabra gratitud viene del latín gracia y tiene que ver con agradecimiento. Se valora en la psicología positiva (Emmons y McCullough, 2003) por su influjo en la felicidad y el bienestar de las personas. La gratitud según Watson y Naragon-Gainey (2010) ayuda en trastornos mentales como depresión y ansiedad.
También reduce las emociones negativas que resultan de un enfoque pesimista y de compararse con otros, por lo que es incompatible con la envidia y el resentimiento (Emmons y Mishra, 2011. Agradecer se asocia de forma positiva con buena autoestima y la satisfacción con la vida.
Se ha comprobado que cuando agradecemos a una persona eso hace que desarrollemos una emoción positiva para beneficiar a otros. Lo ideal es dar gracias sin cesar por lo pequeño y no solo por lo grandioso. Todo es digno de gratitud, incluso lo que se etiqueta o rotula como “malo”. En realidad es un aprendizaje arduo que enseña lecciones valiosas. Es común ver cómo personas que han afrontado bien una prueba fatigosa, una amputación, un duelo o un golpe de la adversidad, afirman con el tiempo algo como esto: “Fue lo mejor que me pudo pasar, porque gracias a ese infortunio mi vida hoy es más rica en amor, en dones, en sabiduría y en espiritualidad”. Según Emmons y Stern (2013), la capacidad de ser agradecidos se puede manifestar en nuestra vida de varias formas, como una fortaleza o como una emoción instantánea. De igual manera la gratitud también actúa como barrera contra las emociones negativas y promueve estados de bienestar. Elige, pues, iluminar tu vivir con el radiante sol de la gratitud. Siembra esa semilla en el jardín de tu existencia y cosecharás buenos frutos como una actitud positiva, entusiasmo, mejores relaciones y bienestar integral. Aprende a agradecer a Dios y a los demás con una “gratitud creativa”. Es decir, no des gracias siempre por lo mismo ya que la rutina apaga el fuego de la vida. Un buen ejercicio es dar gracias cada noche y cada alborada por tres realidades diferentes. Una ayuda visual te sirve: Pon la palabra “Gracias” en una cartulina amarilla y con letras rojas en sitios visibles y en tu celular. Eso te recordará que te conviene dar gracias de modo constante. Esto lo debes hacer así porque el amarillo y el rojo son los colores que más atraen al cerebro y, por eso, son tan empleados en la publicidad.
Hay evidencia empírica que demuestra la influencia positiva que ejerce la gratitud sobre el bienestar integral y el buen vivir. Las personas agradecidas disfrutan de más bienestar y felicidad (Lyubomirsky, DicKerhoof, Boehm y Sheldon, 2011).
Es bueno enseñar la gratitud a los niños desde la infancia y ese valor será una de sus más valiosas cualidades y herramientas para vivir mejor. Instaura en casa y en la empresa el buen ritual de dar gracias antes de iniciar el trabajo diario. De hecho se hace en algunas empresas del Japón. Gracias por leer ese escrito.
Gonzalo Gallo González
Escritor - Conferencista.
oasisgonzalogallo@gmail.com