Se discute a veces sobre los economistas de mercado y no sobre el mercado de los economistas, pero hay buenas razones para hablar hoy sobre el último.
Las últimas semanas han sido particularmente estimulantes para tres de los departamentos de economía más importantes del país. Como parte del proceso de contratación de nuevos profesores de planta, la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario, y la Universidad Javeriana están recibiendo en Bogotá a cerca de cincuenta candidatos que presentan parte de sus disertaciones doctorales en los seminarios de estas universidades. Los candidatos fueron entrevistados a comienzos de enero por los miembros de los comités de contratación que nos encontrábamos en Boston en la reunión anual del American Economic Association.
Durante este evento en Boston, que reúne a más de doce mil asistentes, se desarrolla el job market (mercado de trabajo). Este mercado es una institución que agrupa a oferentes y demandantes de economistas en el mismo sitio por tres días para facilitar el proceso de búsqueda y selección de empleo especialmente en posiciones académicas.
A pesar de las facilidades que este mercado otorga, el proceso de emparejamiento dista bastante de las versiones sencillas de los modelos de oferta y demanda que enseñamos en ‘Principios de Economía’. Las características de los candidatos y los empleadores provenientes de diferentes partes del mundo varían significativamente: calidad, temas de investigación o preferencias geográficas.
Además, este es un mercado multinacional en el que las herramientas tecnológicas les permiten a los candidatos presentar sus credenciales para que sean evaluadas al mismo tiempo en universidades de Estados Unidos, Colombia o Kazajistán con un costo cercano a cero. No es sorprendente entonces la presencia de severas asimetrías de información. Universidades y candidatos manejan niveles de información diferentes sobre sus características y preferencias haciendo que la incertidumbre sea latente para ambos sobre los resultados finales del mercado. Todos terminamos en un juego lleno de estrategias para enfrentar esta incertidumbre que se amplifica cuando consideramos la competencia nacional e internacional. Bueno, vale la pena. Está en juego el largo plazo de nuestros departamentos y por supuesto los planes de vida de los futuros profesores de economía.
Fuera de los retos propios del proceso, hay algo muy favorable para la disciplina en Bogotá: la presencia de los Andes, el Rosario, y la Javeriana en Boston está dando de qué hablar. Especialmente los economistas latinoamericanos empiezan a ver a Bogotá como un destino atractivo para hacer investigación en economía. Aunque competimos por algunos candidatos, el efecto de aglomeración puede ser más importante. Los candidatos entienden que sus colegas no tienen que estar necesariamente en el mismo departamento, mientras la cooperación académica entre departamentos sea posible.
Colombia se está consolidando como un nuevo polo de atracción de economistas. Aunque no dudo que para algunos esto genera más preocupación que optimismo, el efecto neto de contar con un número mayor de economistas bien preparados es positivo para la academia colombiana.
Gonzalo Hernández J.
Director, Departamento de Economía, U. Javeriana
gonzalo.hernandez@javeriana.edu.co