En los balances de las compañías de seguros –que muestran, por demás, muy buenos resultados– presentados a las asambleas de accionistas que se realizan por estas fechas, es posible identificar que algunas marcan la diferencia, al dar cada vez mayor prioridad a los temas de competitividad y sostenibilidad que aparecían alejados de los preceptos de su industria, dedicadas como estaban, en su mayoría, a pagar indemnizaciones y emitir pólizas de toda suerte.
En cuanto a competitividad, es bueno resaltar la tesis que pregona que las empresas de transporte y logística de un país, ad portas de un despegue vial como el que se espera para Colombia, empiecen a pensar en los seguros como componente de su competitividad frente al mundo. Desde luego, un exportador asegurado tiene más posibilidades de competir en el exigente comercio internacional que aquel que arriesga su carga sin ninguna cobertura.
Pero la competitividad va más allá: hay que cumplir unas metas y fechas que exigen planeamiento adecuado, muchas veces soportado por el aseguramiento; es necesario prevenir los accidentes laborales que tanto afectan la productividad; asegurar que la cadena de suministros cumpla con los estándares que se exigen en el entorno global, además de estar preparados para que eventuales –y cada vez más frecuentes– catástrofes no paralicen la operación. Desde los riesgos laborales, operativos y logísticos, hasta los financieros y reputacionales, entre muchos otros. En todos ellos, la industria aseguradora entrega claves de competitividad.
En este mismo sentido, llegamos al asunto de la sostenibilidad. El gran reto de la industria aseguradora, para garantizar su futuro, es la gestión preventiva del riesgo para evitar que este se materialice. Con las crecientes transformaciones de todo orden, los seguros que antes se limitaban al cubrimiento de riesgos tradicionales, tienen que enfrentar, hoy por hoy, desafíos transcendentales como el crecimiento y el envejecimiento de la población, así como el aumento de la clase media, en lo que a cambios sociales hace referencia. Pero, también, debe hacer frente a fenómenos ambientales como el cambio climático, la contaminación y el agotamiento de recursos. Finalmente, como se ha señalado, son clave los retos derivados de la globalización, la formalización laboral y la informática.
Tal como se establece para el sector salud, originalmente inspirado en un concepto de aseguramiento que debe prevalecer, es mejor tener ciudadanos sanos, gracias a la gestión preventiva, que una población hospitalizada. Para la industria aseguradora, el mayor valor es hacer que las cosas no sucedan y, si suceden, estar ahí para indemnizar.
Gonzalo Pérez Rojas
Presidente de Sura