MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Gustavo Galvis Hernández
análisis

Agua: una sostenibilidad que se debe buscar río arriba

A Colombia le llegó la hora de asumir un papel más decidido frente a sus recursos hídricos. No podemos seguir pensando que el agua estará siempre ahí.

Gustavo Galvis Hernández
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Gustavo Galvis Hernández

¿Qué más debe esperar el país para tomar una verdadera conciencia frente a la urgente necesidad de proteger su recurso hídrico? Y cuando hablamos de país, estamos convocando a todos y cada uno de los colombianos, en el campo, en la ciudad, en las empresas, en la institucionalidad pública, en los hogares, en la academia, en fin, en todos los ámbitos. El agua es indispensable para la vida, para los acueductos, para la energía, para la agricultura, para el turismo, para la navegación, para el transporte, para todo.

Es evidente que el país necesita con urgencia implementar una estrategia del agua. Esto es, una política integral e inclusiva para diagnosticar, identificar y regular la administración del recurso hídrico en todas sus etapas, para una gobernanza efectiva.

Y, necesariamente, la búsqueda de soluciones debe comenzar río arriba, es decir en el mismo corazón del origen del agua, como lo son sus nacimientos de agua y las cuencas hídricas.

En un país como el nuestro, en donde el clima cada vez es más inclemente, sea por sequías como la que nos acaba de azotar en los últimos tiempos, o por extremas olas invernales, es determinante que haya definiciones sobre una gestión integral del agua.

Se debe entender de una vez por todas que el ciclo del agua no es uniforme ni sistemático, puesto que, por ejemplo, las lluvias no caen siempre sobre un mismo sitio en determinada fecha del año. Por el contrario, cada vez son más preocupantes las variaciones pluviales.

Seguir convencidos de que somos una potencia hídrica mundial, lo cual motiva el derroche, la contaminación y la falta de interés de los ciudadanos, es un lujo que no podemos darnos, mientras la naturaleza nos está demostrando hasta dónde pueden llegar las nefastas consecuencias de no tomar en serio los asuntos del agua.

Lo que definimos como sostenibilidad del agua, debe enfocarse en una política unificada, permanente y continua de Estado, que, además, debe ser complementada por acciones masivas de la sociedad en todos sus sectores y regiones.

Así, bajo unos claros lineamientos gubernamentales, los gremios, la empresa, la sociedad, la academia y la comunidad, en general, deben congregarse alrededor de esta causa, puesto que está en juego, ni más ni menos, el desarrollo sostenible del país.

Obviamente, siempre estará vigente el dilema: conservación o desarrollo. Pero lo que aquí se impone es la premisa de la sostenibilidad, entendida como el equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental.

Páramos, zonas de manglar, humedales, pantanos y áreas de inundación natural tienen que formar parte de una jurisdicción sagrada de sitios, donde las actividades productivas distintas a la cosecha del agua no pueden llevarse a cabo.

EL CÁNCER DE LA DEFORESTACIÓN


Hay que devolverle al agua su propia naturaleza con acciones de choque en materias como la recuperación, la conservación, y la reforestación. El país no puede mantenerse cruzado de brazos viendo cómo la indiscriminada deforestación acaba con la riqueza natural que aún referencia a Colombia en materia de biodiversidad.

Es inconcebible que alrededor de 200 mil hectáreas por año de bosque sean taladas y quemadas en el país para convertirlas en potreros improductivos, cultivos ilícitos, explotación ilegal de la madera y minería ilegal, entre otras actividades.

Urge la siembra de millones de árboles para mitigar el cambio climático, y regular naturalmente la escorrentía del agua y evitar que los sedimentos sean, con las basuras, lo único que llegue a nuestros ríos.

Definitivamente, a Colombia le llegó la hora de asumir un papel más decidido frente a sus recursos hídricos. Hay que dejar de verlo como esa sentida, pero poco reconocida necesidad vital. No podemos seguir pensando que el agua estará siempre ahí, a nuestra disposición, y sin ningún esfuerzo para evitar su uso inadecuado y su agotamiento.

Debemos darle hoy, a este preciado líquido el lugar de privilegio que se merece, en nuestras conciencias, acciones, políticas y actividades cotidianas. Mañana puede ser ya tarde.

Gustavo Galvis Hernández
Presidente de Andesco.

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