Antes de 1990, Colombia tenía una economía proteccionista como la mayoría de los países en nuestra región. La política comercial estaba fundamentada en la sustitución de importaciones para fortalecer la industria nacional, pero la llegada de la última década del siglo XX trajo consigo un cambio que se ha prolongado durante 27 años, influenciado principalmente por la transformación que se iba presentando desde entonces en la economía mundial. Hoy, la situación parece dar muestras de que algunas economías están dispuestas a retomar, en cierto grado, las premisas de protección sobre la industria de sus naciones.
Este tema de discusión no ha dejado de ocupar los principales titulares de la agenda política de diferentes gobiernos. Colombia cuenta actualmente con 17 acuerdos comerciales vigentes, entre estos el TLC con Estados Unidos, que no ha carecido de controversia desde su negociación. En consecuencia, aún hoy, cuatro años después de su entrada en vigencia, hay cuestionamientos sobre su efecto en la economía nacional.
Los números evidencian que estos acuerdos comerciales le han dado al país la posibilidad de abrir sus fronteras y aumentar sus ingresos gracias a una mayor actividad de algunas empresas exportadoras, las cuales han tenido la capacidad de adaptarse a los mercados extranjeros y han sabido competir frente a sus oponentes. No obstante, a su vez, el mercado nacional ha estado más expuesto a los productos foráneos y a los choques de precios, lo que ha debilitado a muchas compañías nacionales.
Ahora, mirando hacia adelante, el mundo que nos espera se encuentra en un proceso de transformación; los jugadores están cambiando sus movimientos y, por ende, nosotros debemos estar preparados para el momento en el que nos toque el turno. Las decisiones de los líderes mundiales nos llevan a pensar que situarnos en un punto intermedio entre la globalización y la sustitución de importaciones es hoy una posibilidad viable.
El momento en el que algunos de nuestros socios comerciales decidan implementar medidas proteccionistas que nos afecten, se convertirá en una oportunidad para generar progreso dentro de nuestra propia economía. Debemos tener en cuenta que la demanda mundial se ha contraído en los últimos años y la expectativa es que continúe así por más tiempo. Los precios de los commodities, aunque se han recuperado, probablemente en un corto plazo no vuelvan a sus épocas doradas. Así que una mirada a nuestra demanda doméstica va a ser la primera solución.
Para el fortalecimiento de nuestra industria, podríamos focalizar esfuerzos para promover la inversión en nuevas tecnologías para el desarrollo de diversos sectores de la economía. De igual forma, fortalecer la adecuada capacitación del capital humano que responda a las necesidades actuales y futuras del mercado, la construcción de un contexto favorable para la creación de empresas y el fortalecimiento de las pymes.
Con respecto al comercio, considerando nuestros principales socios, vemos que Estados Unidos tiene la mayor parte de nuestras exportaciones con una amplia ventaja sobre España, México y Brasil. Podemos, entonces, pensar en el fortalecimiento de las relaciones con los países de la región, con los cuales las exportaciones no pasan de 93 millones de dólares, frente a los 515 millones de dólares de las de Estados Unidos. Sin mencionar que no contamos aún con una presencia acentuada en los mercados de Europa, África y Asia, regiones que tienen grandes posibilidades.
El hecho de que Estados Unidos quiera cerrar su comercio no es el fin del mundo para nuestro país, es el comienzo de una época en la que debemos aprender a convertir los retos en oportunidades, con la ventaja de estar en un momento de grandes retos económicos, lo que nos permite pensar en una reindustrialización, un fortalecimiento de las empresas, vislumbrar nuevos socios comerciales y diversificar nuestro portafolio de producto enfocándonos en la creación de valor.
Nuestro mercado doméstico es amplio y estamos en la capacidad de suplirlo; así mismo contamos con emprendedores que están listos frente a las oportunidades de crear e innovar, y ante lo cual el Gobierno debe estar en la posición de motivar y de evitar que dichas acciones emprendedoras se pierdan o se conviertan en ideas que el viento se lleve.
Henry Bradford Sicard
Rector del Cesa
Reindustrialización y descubrimiento de nuevos mercados
Cuando algunos socios comerciales decidan implementar medidas proteccionistas, será la oportunidad para generar el progreso de nuestra economía.
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