En los últimos meses –incluso años–, hemos leído y escuchado referencias a la desindustrialización de la economía colombiana por parte de analistas preocupados, en particular, por la fortaleza del peso frente al dólar.
Es claro que la coyuntura no es fácil, pero la industria está creciendo, nuevos sectores, productos y mercados han surgido, y la inversión en la última década es satisfactoria.
Además, las oportunidades de este sector con el recién implementado TLC con EE. UU. son inmensas. Miremos primero las cifras y luego los retos.
En la última década, la participación de la industria en la economía pasó de 15% a 14%.
Esta caída de un punto porcentual (pp) –puesta en perspectiva con Brasil, donde cayó 2,5 pp; Chile, 8,4 pp; China, 2 pp; México, 1,3 pp, o EE. UU., 1,4 pp–, no es una situación alarmante. De hecho, el PIB por habitante del sector manufacturero casi se triplicó en este periodo, al pasar de US$340 a US$930, y las exportaciones saltaron de poco más de US$7.000 millones a más de US$23.000 millones.
Una cifra preocupante citada es la contracción del PIB industrial de 0,2% en el primer semestre del año.
Esta caída es, en parte, explicada por dos rubros –procesamiento de café y refinación de petróleo–, cuyo retroceso es coyuntural, pero las perspectivas son positivas, dados los proyectos de ampliación de las refinerías y las proyecciones de producción cafetera.
Excluyendo estas dos actividades, el crecimiento es de 1,1%, por encima de Perú, Brasil y Argentina.
Las exportaciones manufactureras evidencian, en lo corrido del año, un comportamiento aceptable, con un crecimiento –excluyendo café y refinación– por encima de 10%.
Este dinamismo se fundamenta, en buena medida, por el TLC con EE. UU.: entre el 15 de mayo (cuando entró en vigencia) y el 6 de octubre, las exportaciones industriales a este mercado crecieron 28%, con un dinamismo destacable en productos como confites (37%), pantalones para mujer (30%), bolsos de mano de cuero (20%), y puertas y ventanas de aluminio (149%).
Pero es suficiente de cifras. Veamos los retos, las necesidades para que este sea el sector estrella de la economía en las próximas décadas, la actividad que lidere la nueva inserción exitosa del país en los mercados internacionales.
Los desafíos del sector se resumen en: (I) disminuir los costos de energía y logística y las cargas tributarias y laborales; (II) consolidar el acompañamiento en la búsqueda de mercados y el cumplimiento de estándares de calidad exigidos en el exterior; (III) desarrollar esquemas para promover la asociatividad entre mipymes y consolidar encadenamientos productivos; (IV) profundizar alianzas público-privadas para mejorar la pertinencia en las competencias de la fuerza laboral, y (V) fortalecer la cultura innovadora. Esto con el fin de incrementar la productividad.
Tenemos una industria madura, diversificada y con gran potencial. Contamos, además, con vastos recursos agrícolas, mineros y energéticos para suplir esta industria y atraer capital nacional y extranjero que la vigorice.
Y a nuestro alcance está el mercado colombiano y otros estratégicos como EE. UU., Canadá y la UE. El reto es grande, pero las oportunidades y el compromiso son aún más.
Hernando José Gómez
Director, Oficina de Aprovechamiento del TLC