Luego de su paso por el Gobierno Santos, donde las viviendas dirigidas a la población pobre fue uno de los logros de la gestión como vicepresidente, era de esperar que para el candidato Vargas Lleras, la vivienda sea un punto central en su propuesta y ofrezca la reducción del 40% del déficit de vivienda con la construcción de un millón decientas mil de viviendas. La mayoría de estas viviendas son prometidas a la población más pobre e invita a los alcaldes a destinar tierras para la construcción de las mismas.
Mientras que Sergio Fajardo hace énfasis en la dinamización del sector de vivienda y la de mejorar las condiciones habitacionales de las familias rurales sin poner una meta específica. Ivan Duque propone el mejoramiento de 600.000 viviendas. Por su parte, para el candidato de la ‘Colombia Humana’ parece que propusiera la construcción de nuevas viviendas en proyectos individuales y colectivos y el mejoramiento de otras tantas viviendas en su estructura física y su eficiencia en energía como una propuesta sostenible. Finalmente el candidato Humberto de la Calle, plantea una propuesta interesante que combina el arriendo como estrategia para apalancar la construcción de vivienda, la mejora de viviendas rurales y urbanas, la articulación con la mejora de las condiciones de barrios y reducción del déficit de vivienda rural.
En términos de números, la propuesta de Vargas pareciera la más ambiciosa, además apalancada en el empleo asociado al sector de la construcción, que recuerda propuestas exitosas como la de las Cuatro Estrategias y el sector líder de la construcción del profesor Currie en los años 70s. Pero es una propuesta sin nada asociado a la organización territorial y que pareciera replicar la ejecución de viviendas sin tener presente los aspectos básicos de la planeación territorial. Es decir, el problema no es solo ofrecer y construir viviendas en un contexto del crecimiento desordenado, donde los alcaldes, por lograr vincularse a los programas de vivienda, olvidan las limitaciones de agua de algunos de estos proyectos y que ponen en duda su viabilidad.
Si miramos en términos integrales, la propuesta del candidato de la Calle tiene en cuenta aspectos como la planeación territorial, el mejoramiento de la vida en los barrios y el empleo. El Candidato Petro, plantea algo interesante en términos de la sostenibilidad ambiental y el uso eficiente de la energía y de nuevas tecnologías, hacia la sostenibilidad. Esta perspectiva integral pareciera acompañar, aunque no de manera tan clara, la propuesta del candidato Fajardo, donde su propuesta de vivienda se enmarca en un desarrollo sostenible.
El candidato Duque, en su programa no aparece como una meta ambiciosa. Más aún, en su plan de gobierno son tantas las propuestas y tan poco claras que no es fácil hacerse a la idea de un plan de gobierno. Muchas píldoras y poca sustancia.
Es claro que todos desean ser propietarios y tener vivienda propia, este es claramente un sueño que en muchos casos permite un primer paso para lograr procesos de acumulación de riqueza que mejora a largo plazo la condición de vida de los hogares y sus herederos. Sin embargo un fin loable sin la valoración adecuada de sus limitaciones puede acarrear problemas mayores. Los asentamientos de hogares en zonas urbanas con unos débiles e inconsistentes planes de ordenamiento territorial que han generado crecimientos desordenados en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, entre otras. Sin mencionar los proyectos de vivienda gratis propiciados por el Gobierno Santos y en cabeza del ahora candidato Vargas Lleras que no tuvieron en cuenta problemas como el acceso al agua, limitante grande en muchas de las cabeceras municipales por limitaciones de fuentes hídricas o por una infraestructura no suficiente para la adecuada prestación del servicio.
La reducción del déficit de vivienda y la mejora de viviendas ya existentes, donde se pueden contar algunas de las viviendas gratis entregadas por el actual gobierno es un reto imprescindible. Pero este reto, debe buscar en primer lugar tener una política clara de limitación del crecimiento urbano, incluso de grandes centros poblados metropolitanos. En segundo lugar, esta limitación clara al crecimiento de las ciudades debe ir acompañado con una oferta de reubicación de población en condiciones desfavorables y en zonas de alto riesgo hacia zonas menos pobladas del país con propuestas integrales de vivienda, educación y empleo. Este debe ser uno de los beneficios que la Paz nos debe dar, la consolidación del desarrollo en regiones en donde el Estado ha estado ausente y donde un proyecto que permita el retorno de familias desplazadas a sus lugares de origen.
El desarrollo regional y urbano claramente está atravesado por proyectos de vivienda rural y urbana que mejore las condiciones de las familias, pero que no puede estar desligados a un crecimiento ordenado y acompañado de empleo y actividad económica que permita el crecimiento sostenible de centros urbanos pequeños y al mismo tiempo el decrecimiento desordenado y acelerado de las grandes urbes metropolitanas de nuestro país. Viviendas sí, pero no a cualquier precio.
Es así como nos inclinamos por propuestas integrales de vivienda, que claramente generaran empleos, pero que deben ir acompañadas con propuestas ambiciosas de reasentamientos urbanos con ofertas de empleo, educación, salud, recreación, que sean atractivas para las familias desplazadas por la violencia y que viven en condiciones de extrema pobreza en las grandes ciudades. Repoblemos el territorio nacional, llevemos el desarrollo integral como propuesta integral de reasentamiento urbano.
Gustavo Junca,
Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia
Director del Grupo de Investigación en Economía Regional y Urbana