MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Johanna Peters

El costo de la esquizofrenia

Johanna Peters
POR:
Johanna Peters

Hace algunos meses me topé con un gran libro llamado Far from the Tree (Lejos del árbol) del académico norteamericano Andrew Solomon, que en un esfuerzo monumental de más de ochocientas páginas hizo una radiografía de la realidad que viven las personas que nacen con condiciones que los hacen distintos a sus padres. Eso incluye discapacidades físicas, mentales y hasta dones como ser prodigios. El capítulo sobre la esquizofrenia me impactó particularmente, ya que había leído el triste libro de Piedad Bonnet sobre su hijo y además coincidió con la noticia de que el atacante de Natalia Ponce de León al parecer es esquizofrénico.

El libro revela un escenario desolador para quienes sufren esta enfermedad en EE. UU. -donde más de dos millones de personas la padecen- y me dejó la inquietud de que en Colombia la situación debe ser aún mucho peor, no sólo por temas económicos sino también por los estragos que han generado décadas de conflicto. Aunque sólo el 1% de la población mundial sufre de esquizofrenia según la OMS, esto significa que en Colombia podemos tener a casi 500 mil personas con esta enfermedad (cifra que también maneja el Ministerio de Salud).

Desde el año pasado existe la Ley de Salud Mental que busca garantizar que esta población reciba atención integral y que esté incluida en el POS. Es un importante primer paso. Sin embargo, conociendo las limitaciones existentes de nuestro sistema de salud es difícil pensar que las personas con enfermedades mentales vayan a recibir una atención que realmente permita que casos como el de Jonathan Vega no lleguen a los extremos a los que él llegó.

Se podrá decir que tenemos muchos problemas más importantes que enfrentar antes de este, que somos un país pobre y otras cosas más, pero el problema radica en que si por ejemplo Jonathan Vega hubiera recibido tratamiento adecuado muy probablemente el crimen contra Natalia Ponce se habría podido evitar.

Citando a Solomon los resultados de la falta de tratamiento son evidentes, ya que según su investigación la institución con el mayor número de esquizofrénicos en EE. UU. es la prisión de Los Angeles y a nivel nacional casi 300 mil de estas personas están encarceladas y unas 550 mil están en libertad condicional. Así es el sistema penitenciario quien termina manejando enfermos mentales y costando muchos más recursos al Estado, que si estos recibieran tratamiento preventivo, medicación y monitoreo.

En Colombia, donde a enero de este año existía una población carcelaria de más de 120 mil personas, seguramente un análisis similar arrojaría interesantes resultados que tal vez nos llevarían a pensar la salud mental de los colombianos de manera distinta.

El cobarde ataque con ácido contra Natalia Ponce de León resaltó el drama que viven las casi mil víctimas -hombres y mujeres- de este salvaje crimen, pero también puso de relieve la deuda que tenemos con cientos de miles esquizofrénicos que necesitan ser tratados para no terminar arruinando sus familias, encarcelados o suicidándose.

Johanna Peters

Consultora en comunicaciones

Johanna.Peters@fticonsulting.com

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