Recientemente, una triste noticia del mundo musical tuvo un gran despliegue mediático: la muerte de L’Wren Scott, novia de Mick Jagger.
Al momento del infortunado incidente, el cantante, junto con su mítica banda, estaba en medio de un masivo tour que cubría Europa, Medio Oriente y Australasia.
Me pareció increíble darme cuenta de que unos rockstars de 70 o más años de edad aún tengan esta energía, pero sobre todo que sigan llenando estadios y causando la misma histeria que bandas de adolescentes como One Direction. La diferencia, los Rolling Stones llevan en esto 50 años y no han perdido vigencia.
Si uno analiza de manera fría a los Stones, encuentra que desde un punto de vista técnico, su música ha sido más bien promedio y que la voz de Mick Jagger dista de ser prodigiosa; desde un punto de vista de mercadeo, sus integrantes no representan ideales de belleza masculina, tan valorados en la bastante frívola industria musical moderna.
Entonces, ¿qué explica su sostenida influencia musical?: la claridad en sus fortalezas e identidad.
Puede que los Stones no hubieran estudiado a los grandes gurús de la estrategia clásica y moderna, pero la han ejecutado como los mejores. Surgieron en un periodo en el que poco importaba la destreza técnica en la música, y a través de su rebeldía se conectaron con el hastío del público con la Guerra de Vietnam, en eso nadie los superaba, en particular a su líder, Mick Jagger.
Asimismo, la banda mantuvo su identidad, claro, conforme vinieron modas musicales adoptaron algunos elementos para actualizar un poco su sonido, pero nunca se dejaron cooptar totalmente por nuevos ritmos y sonidos.
En pocas palabras, no se preocuparon por ser los mejores en todo, sino aceptaron sus puntos débiles, pusieron el acento en unas cuantas fortalezas y dejaron que estas definieran su identidad de largo plazo.
¿Qué lecciones deja esta historia de rockstars para nuestra industria de servicios? Por una parte, que en vez de tratar de ser todo para todos, es mejor identificar unas cuantas ventajas competitivas, fortalecerlas y promocionarse de manera acorde a estas.
Por otra, debemos tener un sentido de dirección que nos permita evitar andar incursionando en un sector solo porque está de moda.
¿Qué tal si en vez de entrar a competir en determinadas industrias porque otros lo hacen, hacemos un alto en el camino y reflexionamos sobre en cuáles podemos ser verdaderamente competitivos de cara a nuestras fortalezas?
En este sentido, la apuesta que como país hicimos hace algún tiempo en el sector de call centers tuvo todo el sentido estratégico, pues frente a la región tenemos una baja rigidez laboral, de los mejores ambientes macroeconómicos y entornos de negocios, el cuarto mayor volumen de graduados universitarios y una de las más grandes poblaciones entre 15 y 39 años, todos estos, elementos claves de competitividad.
Valdría la pena que ahora que estamos migrando a sectores de mayor valor (ITO, animación, biotecnología), identificáramos cuál es ese puñado de fortalezas críticas que nos permitirán posicionarnos y ser competitivos, de manera que podamos generar una identidad única y valorada,como la de los Rolling Stones.
Jorge Barriga
Consultor senior de Prospecta