El Presidente electo Iván Duque, nombró como su ministro de Agricultura a Andrés Valencia, quien, a través de su carrera profesional, ha estado muy cercano al sector agropecuario desde las diferentes posiciones que ha ocupado; esto es una garantía, pues llega finalmente una persona que conoce el sector, situación que no se presentaba hacía varios años.
Considero que muchas personas, entre las que me incluyo, vinculadas al sector agropecuario le deseamos muchos éxitos y estamos prestos a apoyarlo, pero a su vez, hacer llamados libremente, con argumentos, cuando no se esté de acuerdo con sus decisiones o propuestas.
La responsabilidad que asume el nuevo Ministro no es fácil por la diversidad de situaciones que tiene que atender, entre las que se encuentran la propuestas de la campaña.
Duque planteó que el 50 por ciento del presupuesto se orientaría a bienes públicos. Aquí viene el primer reto: el presupuesto del sector para la vigencia 2018 es de algo más de 2 billones, de los cuales el 75 por ciento o 1,5 billones son para inversión, posiblemente para el 2019 será menor, y es de aquí de donde hay que reorientar los recursos. Sin embargo, existe una camisa de fuerza, como lo destinado para temas del acuerdo de paz: la restitución de tierras, desarrollo rural, la agencia de tierras, la agencia de desarrollo rural. Además, sanidad agropecuaria y pesca entre otros.
Duque también planteó que el presupuesto para investigación, desarrollo e innovación sería el 1,5 por ciento del PIB agropecuario –el cual ascendió a casi 59 billones de pesos en el 2017–; ese 1,5 por ciento equivaldría a 885 mil millones, que es 59 por ciento de la inversión de hoy en el sector.
No se puede ser pesimista, pero será un proceso de varios años que hay que iniciar ya, teniendo en cuenta que países de similar desarrollo, como Brasil se acercan al 2 por ciento; Chile, 1,7 por ciento; Argentina, 1,5 por ciento, mientras Colombia no alcanza al 0,8 por ciento.
Lo que se refiere a la modernización de la institucionalidad, se esperaría que no fuera una gran reestructuración, pues ya hay experiencias que indican que esto se demora varios años mientras se planea, se discute ampliamente al interior y exterior del Gobierno y se ejecuta, para finalmente arrancar lentamente. Es más factible la propuesta de tecnificar el Ministerio.
Con respecto a los créditos que incentiven la productividad, es un elemento que se puede empezar a ejecutar en el corto plazo, pues serán requisitos que establecerá Finagro, y no se considera que se demore en implementarlo.
Con respecto a congelar el predial por 36 meses, es una propuesta que debe ir acompañada de algún elemento como incrementar inversión. Sin embargo, aquí surge un enfrentamiento con los municipios, pues, al fin y al cabo, son recursos municipales.
El tema de protección a la propiedad es indispensable para la seguridad de la inversión, y hay que revisar el proyecto de ley que está en el Congreso y aprovechar las mayorías para sacarlo adelante.
Finalmente, y con respeto, el Ministro, no debe dejarse presionar por un simple resultado de crecimiento del sector, pues ya se tuvo la experiencia que el ramo creció (Colombia Siembra), pero los productores, en muchos casos, se quebraron. Por lo tanto, debe ser prioridad apoyar el mejoramiento de la rentabilidad de los productores a través de los diferentes mecanismos con que se cuenta: vías, financieros, comercialización, modernización, tecnología, exportaciones, etc.