En noviembre 14 publiqué un artículo, en Portafolio, en el cual resaltaba la importancia del sector agropecuario en la economía y reclamaba la ausencia de una política agropecuaria, después de cien días de gobierno.
El 19 de noviembre el Ministro se Agricultura publicó un artículo titulado: ‘Las Grandes transformaciones del campo’, el cual, de cierta forma da algo de tranquilidad, pues muestra un derrotero.Se entiende que en un artículo no se puede reflejar una completa política agropecuaria, y lejos de polemizar, es importante hacer un análisis de lo planteado por el Ministro e incluso hacer respetuosas sugerencias.
En primer lugar, propone el Ministro el ordenamiento productivo del suelo para ampliar el uso de la frontera agrícola. Hay un documento de la Upra en el cual se define una estrategia que incluye: priorización productiva, desarrollo de modelos, plan de ordenamiento productivo y concertación. Esto requiere tiempo y recursos: ¿los tiene el Ministerio? Definitivamente, si se logra, sería una gran ayuda para desarrollo del sector.
Segundo, se plantea la destinación de mayores recursos para el Sistema de Innovación incluyendo la transferencia, lo que es consecuente con la promesa de campaña de aportar para este rubro el 1,5 por ciento del PIB, aunque todavía se está lejos de lograrlo, menos en esta estrechez presupuestal.
Tercero, en el control de plagas y enfermedades se menciona un aporte para el control de la aftosa. Aquí vale recordar que la alianza del Fondo Nacional del Ganado y el ICA, ubicó al país en un estatus sanitario que hemos perdido. Ya que hay mejores relaciones políticas entre Fedegan y el gobierno, es el momento de repetir el éxito, en especial cuando la aftosa amenaza y el ICA está siendo sacudido en su interior.
Cuarto, aunque de tiempo y muy dispendioso, se plantea trabajar en la admisibilidad sanitaria de las exportaciones. Este es un tema de continuo e intenso trabajo y se aplaude esta intención.
Quinto, se proyecta lograr una mayor productividad y competitividad a través de desarrollo de fondos de inversión, lo que, aunque complejo, se hace necesario definir proyectos de importante envergadura y rentabilidad que atraiga capitales. Definitivamente, esto lo tiene que hacer el sector privado con incentivos estatales. En este punto, el Ministerio no puede olvidar el tema de rentabilidad, lo que es lo más importante para los productores agropecuarios. También plantea la promoción de las alianzas público privadas. Ya se cuenta con amplia experiencia en este campo, pero aquí vuelve y juegan los incentivos estatales.
Sexto, entre otras cosas, propone el fortalecimiento del programa ‘A Toda Máquina’ para promover la mecanización, la cual los productores poco tienen en cuenta, a pesar de que en cultivos como el arroz la participación de los costos de mecanización en los costos totales se ubica ente 28 y 45 por ciento. Además, Colombia es de los países con bajo nivel de mecanización en la agricultura.
El séptimo punto incluye los ya conocidos programas de apoyo a la comercialización y almacenamiento. Cuidado aquí, Ministro, con los industriales del arroz que aprendieron a convivir sin este último incentivo.
Finalmente, se considera que el Ministerio debe mirar más a Finagro, que es una importante herramienta para cualquier programa de desarrollo agropecuario. Además, con esta institución puede desarrollar innovadores sistemas de financiamiento.