Han sido publicados los resultados del examen Pisa 2012 y, una vez más, ostentamos una posición de honor si invertimos la lista; estaríamos en el cuarto lugar en matemáticas.
Algunos dirían que ya hemos avanzado una posición en el ranking.
Esto no es novedoso, aunque el Gobierno Central argumente que se ha avanzado mucho en educación, todo parece indicar que los demás países lo han hecho más rápido.
Tan solo el 0,3% de los estudiantes está en el nivel superior, mientras que el 74% está en el nivel inferior de la clasificación provista por la Oecd en los exámenes Pisa.
Los resultados en ciencias y lectura no son esencialmente distintos. Aun reconociendo el papel de matemáticas como predictor de éxito futuro, parece que continuamos en las mismas.
El tema realmente interesante de este reporte es el relacionado con la actitud y motivación hacia el ambiente escolar.
Aproximadamente, el 90% de los estudiantes que presentaron la prueba en Colombia se siente feliz en el colegio y ello nos sitúa en el cuarto lugar del ranking de felicidad.
No es la primera vez que aparecemos bien catalogados en clasificaciones de felicidad, pero poca evidencia había sobre el tema a nivel de adolescentes de 15 años.
Frente a esto pueden surgir muchas hipótesis sobre estudiantes felices, pero con rendimientos relativos promedio por debajo de nuestros países vecinos.
Una puede ser que la situación en sus hogares es diferente, lo que los motiva a estar en el colegio. Desde ese punto de vista, las políticas de retención escolar y los programas de subsidios condicionados como familias pueden estar siendo exitosos.
Ahora, la tarea es preguntarle al Ministerio de Educación: ¿qué podemos hacer para mejorar en calidad, pero más rápido que nuestros vecinos? ¿Cómo poder acelerar la formación de competencias para que el capital humano sea mejor y más competitivo a nivel internacional?
Todo parece indicar que, al igual que los problemas de equidad en educación, el tema de calidad todavía permanece a un ritmo característico de las locomotoras de carbón que parece representar algunos frentes de la política actual.
El problema de equidad se perpetúa con estos resultados. Varios estudios a nivel nacional e internacional, dan suficiente evidencia empírica sobre la rigidez al reducir las desigualdades que se crean desde pequeños en el sistema educativo.
Los resultados han dejado en evidencia, una vez más, que los estudiantes colombianos carecen de serias competencias en la resolución de problemas, y el año electoral que se avecina será otro año perdido para implementar políticas de choque que realmente generen un salto en calidad y equidad en Colombia.
Si bien las pruebas Saber 11 muestran algunos resultados positivos, las diferencias metodológicas con Pisa y la imposibilidad de hacer seguimiento a los estudiantes desde Saber 5, conjuntamente impiden tener un diagnóstico real del problema para poderlo enfrentar, si la voluntad política lo permite en un país donde un senador de la República devenga cerca de 30 veces lo que gana un trabajador común.
Luis Fernando Gamboa
Profesor Universidad del Rosario