Los procesos de integración surgieron a partir de la Segunda Guerra Mundial para eliminar las fronteras económicas, políticas y sociales entre los países con el fin de beneficiarse de las ventajas del mercado ampliado y alcanzar un mayor desarrollo económico y social.
Con la suscripción del Tratado de Roma, en 1957, la integración europea siempre fue ejemplo a seguir por los demás procesos de integración. El Reino Unido no fue uno de los países fundadores de este proceso de integración e internamente, su participación siempre estuvo cuestionada y solo hasta 1972 se convirtió en estado miembro y nunca hizo parte de la Unión Económica Monetaria. En julio del 2016, el primer ministro, David Cameron, convocó a un referendo para decidir sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, conocido como brexit, en el cual el 52 por ciento votó por la salida.
El proceso del retiro del Reino Unido se inició el 29 de marzo del 2017, fecha en la que invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea (UE) y comprende dos aspectos principales: el retiro propiamente dicho y la negociación de un nuevo acuerdo comercial. La negociación del primero deberá terminar a más tardar el 29 de marzo del 2019. Hasta el momento, el 80 por ciento está acordado, y el más difícil será el 20 por ciento estante.
Para ello se necesita resolver el problema con Irlanda del Norte. Este país y la República de Irlanda (sur) desde 1998 tienen vigente un acuerdo que elimina las fronteras. Para realizar la salida del Reino Unido se necesita que Irlanda del Sur esté de acuerdo con lo que pasará en la relación con Irlanda del Norte. La negociación del segundo, acuerdo comercial, y su entrada en vigencia deberá ser con posterioridad a diciembre del 2020.
El exprimer ministro Tony Blair, no está muy optimista sobre estos resultados, pues debido al brexit el crecimiento económico en los próximos cinco años será del 1,5 por ciento, en promedio, algo que no sucede desde hace más de 30 años. A eso hay que añadir la caída de la moneda, reducción del nivel de vida, aumento del desempleo y de los gastos de salud, que no van a ser cubiertos por la UE.
Al abordar la negociación del brexit, Blair estima que hay cuatro opciones: cambiar de opinión y permanecer en la Unión Europea, sobre todo en una Europa reformada; abandonar las estructuras políticas de la UE, pero permanecer en las estructuras económicas (Mercado común); salir de las estructuras políticas y económicas, pero intentar negociar un acuerdo a medida que reproduzca las ventajas económicas actuales y mantenga al Reino Unido políticamente cerca de la UE, y salir de las dos estructuras y negociar un acuerdo de libre comercio básico y venderse como ‘No Europa’. Aunque las tres últimas opciones sean brexit, tienen repercusiones muy distintas, tanto desde el punto de vista político como económico.
Aclaración: se deja constancia de que en el artículo ‘Un paso fundamental en el mundo digital’, escrito por mi y publicado el 9 de julio en este diario, omití citar la fuente de dos párrafos que correspondían al artículo ‘Implementar la factura electrónica da paso al análisis de mercado’ patrocinado por Carvajal, Tecnología y Servicios.