Hemos venido insistiendo en la necesidad de que Colombia se convierta en una sociedad digital. Esta debe ser una de las prioridades del próximo gobierno y de los programas de los candidatos que se diputarán la Presidencia de la República. Para lograr este propósito resulta oportuno tener como modelo a Estonia, que es hoy la sociedad digital más avanzada del mundo.
Para ello, vale la pena recordar que cuando Estonia se independizó de Rusia, en 1991, se embarcó en un proceso de innovación tecnológica masiva. Inició el proyecto Tiigrihüpe para difundir el uso de los computadores e internet (1996), especialmente en las escuelas, eliminó el papel en las reuniones de gabinete e implementó la declaración de impuestos en línea (2000), puso en funcionamiento la X-Road, la plataforma de interoperabilidad para el intercambio de datos entre organismos públicos, e incluyó la firma digital en la cédula (2002), habilitó el voto electrónico (2005), desarrolló la historia clínica electrónica (2008), introdujo la e-receta médica (2010) e implementó la residencia virtual, para que personas fuera de Estonia pudieran realizar cualquier trámite vía digital (2014). Ahora, cada tarea se puede hacer con un servicio digital.
En todas estas experiencias ha sido pionera y esta compitiendo internacionalmente sobre la base de sus poderosos servicios de internet. Veamos algunas de estas experiencias como las presenta Taavi Kotka, subsecretario de Comunicaciones y Sistemas de Información de Estonia.
Los ciudadanos reciben al nacer un documento de identificación con una llave criptográfica para firmar documentos, manejar registros médicos y bancarios y votar en línea. Esto hace que tengan un control completo sobre sus datos personales. El portal al que pueden acceder con su tarjeta de identidad les da un registro de todos los que han entrado a él. Si ve algo que no le gusta puede hacer clic para informar al Ombudsman de datos. Un funcionario tiene que justificar la intrusión.
Tradicionalmente, en Derecho Público se consideraban como elementos esenciales del Estado el territorio o suelo, la nación o pueblo y las leyes. Sin territorio un gobierno en el exilio perdería rápidamente la legitimidad. Albergándose en otro país, carecería de la infraestructura necesaria para hacer su trabajo. Pero hoy un gobierno estonio en el exilio podría seguir adelante. Para una nación que fundó Skype, el poder judicial puede trasladarse al Caribe. Podría estar hoy allí y mañana en otro país.
Al desconectar las funciones del Estado de su propio territorio, los estonios están protegiendo a su Estado de los peligros que podrían ocurrir en el caso de que una guerra viral haga que la tarjeta de identificación no funcione. Para evitar esta situación han hecho copia de seguridad de los servicios, así como de los datos, a través de cualquiera de sus seis ‘embajadas de datos’ planificadas en todo el mundo. En momentos de emergencia nacional, el plan es oprimir un interruptor y mover la ejecución del código que ejecuta los sistemas en Estonia a otro conjunto de servidores fuera de este país. Un ataque, incluso una invasión, no puede cerrar al gobierno local porque no necesita ser local para seguir siendo un gobierno. E incluso si los enlaces se cortan, la independencia se volvería a ganar y el estado se puede restaurar con una copia de seguridad.
Si se puede ‘desterritorializar’ un Estado, también se puede ‘desterritorializar’ a una nación. Internet siempre esta construyendo naciones en línea con la gente que se relaciona en línea, independientemente de la geografía. No es la proximidad de la distancia, sino la proximidad de las ideas lo que importa.
Otra de las grandes transformaciones es la residencia electrónica. Antes obtener la residencia era un proceso físico y lento que exigía viajar a Estonia con este propósito.
Hoy, un sistema electrónico procesa la información suministrada desde el exterior por el interesado para la verificación de antecedentes, y unas semanas más tarde le llega un correo electrónico que le indica que puede volar a Tallin, la capital de Estonia, a recoger su tarjeta. Al reclamarla se le entrega una caja de cartón que contiene también un lector USB, un sobre sellado con un código PIN y una invitación para visitar una URL en particular.
Con lo anterior, el extranjero se ha convertido en un residente electrónico de Estonia. Con esta tarjeta electrónica y su PIN el titular de la misma puede, desde cualquier lugar del planeta, iniciar sesión en línea en el portal oficial de Estonia para formar su compañía, registrarse en un banco estonio y comenzar a operar. Debido a que la oficina de impuestos de Estonia está digitalmente vinculada a los bancos, la presentación de impuestos es radicalmente simple, dura menos de cinco minutos. Lo mismo ocurre con cualquier entidad encargada en mantener la empresa en marcha.
Estonia, modelo a imitar
Hemos insistido en la necesidad de que Colombia se convierta en una sociedad digital, por eso debe ser una de las prioridades del próximo gobierno.
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