El asunto es preocupante, no solo por lo que significa el golpe al libre comercio que puede generar una ola de proteccionismo internacional, sino porque representa una gran inestabilidad en la economía mundial, como ya lo han advertido los organismos multilaterales, y que, sumado a otros problemas como las dificultades para implementar la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea, la pérdida de confianza y debilidad de las economías de Europa y la actitud poco amistosa de Rusia, puede cambiar el panorama y producir grandes daños.
La baja aceptación del gobierno de Trump, la guerra de Siria, la fragilidad política de Turquía, la conflictividad social en Francia, la poca gobernabilidad en Alemania y la recesión en Italia, son otros factores que le agregan fuego a la complicada situación.
El panorama de América Latina tampoco es el mejor para enfrentar una eventual destorcida. La crisis económica en Argentina, que se expresa en una devaluación de la moneda de más del 50 por ciento, tasas de interés sobre el 60 por ciento y una recesión evidente; la crisis política en Brasil, con una desconfianza institucional muy grande, un crecimiento económico mediocre y una pérdida en el valor de la moneda del 40 por ciento en lo que va de este año, muestran la poca capacidad de las dos economías más grandes de Suramérica para resistir un crisis. Y México tiene suficiente para entretenerse con el daño que le puede producir la embestida de Trump, quien, a su vez, tiene internamente problemas políticos serios, tanto personales como de su partido con las próximas elecciones en noviembre.
¿Y Colombia está blindada? No. El movimiento de la tasa de cambio por encima de 3.000 pesos de las últimas semanas fue resultado no de factores internos, sino consecuencia de lo que está pasando en el sur del continente y en otros países emergentes, pero que no fue mayor, dada la relativa estabilidad de la economía local, aunque los riesgos son para ponerle atención.
El palo no está para cucharas, dice el adagio popular. El desempeño de la economía local se mantiene en niveles bajos, entre 2,5 y 2,8 por ciento para este año, la situación fiscal recibida por el presidente Iván Duque preocupa cada vez más, aun sin tener en cuenta el abultado pasivo del proceso con las Farc, la inestabilidad e irresponsabilidad de la dirigencia de ese grupo, los problemas de inseguridad y salvajismo de otras facciones y disidencias contra sectores como la minería y el petróleo, y las relaciones oportunistas por parte del Congreso de la República, restan margen de maniobra al gobierno que arranca para alcanzar una mayor recuperación de la economía, y, por el contrario, podrían ser factores adversos.
Es un asunto en el que todos tienen parte: el gobierno, el sector privado y los partidos políticos. Es mucho lo que está en juego para ponerse con egoísmos.