“Esperamos que con este gobierno podamos tener un diálogo más fluido en el que tengamos mayor dinámica; que las propuestas sean escuchas y atendidas”. Con esa frase, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, el gremio más importante del país, hace una especie de emplazamiento a la administración de Iván Duque, pero manda una señal soberbia y errónea, contraria a la que esperan los colombianos del común de su dirigencia privada, que hoy y mañana se reúne en su asamblea anual, en la bella Cartagena, y a la que el primer mandatario y buena parte de su equipo acompañarán.
La frase en cuestión fue publicada en una entrevista con este diario, el pasado martes, que no deja buena impresión. Por ejemplo, a la pregunta de ¿hay alguna medida que le parezca urgente para reactivar la industria? su respuesta lo devuelve a una 30 o 40 años en la historia: “Hay varias, como la de los incentivos a las exportaciones”. ¡No puede ser que los industriales estén creyendo que se necesita volver al CERT (o CAT) para exportar! Luego Bruce critica la concentración de la política en comercio exterior y pide que el Ministerio no sea solo de este tema.
No es un secreto que las economías de hoy se mueven con criterios muy distintos al pasado, cuando los subsidios sectoriales eran el instrumento principal, injusto y discriminatorio. No es del caso entrar a juzgar los resultados, pero la realidad es que solo indujeron a muchas empresas a capturar rentas del Estado por la vía de privilegios odiosos, para lo cual muchos gremios cumplieron ese papel. Y en ese orden no deberían criticar a la clase política.
Ahora la cosa es distinta. La capacidad para enfrentar los mercados radica en la competitividad, que está ligada antes que todo al desarrollo de la innovación, combinación entre tecnología y talento. Las firmas compiten porque hacen ese esfuerzo y las que no lo logran, entran en problemas y desaparecen. Ejemplos hay muchos afuera y aquí. Tenemos a las textileras y confeccionistas como ejemplos en el país.
Y hay más cosas. Creer que la reducción de impuestos a las empresas es la panacea para alcanzar mayores tasas de crecimiento económico es una tentación más común de lo que uno cree. En el caso nuestro es importante, pero se requiere mucho más. Lo dice en la misma edición de Portafolio el profesor Francis Cheneval, quien afirma que “en un modelo social equitativo, el Estado pone la carga fiscal más importante no donde se crean las riquezas, sino donde se extraen y se consumen. Es decir que tiene sentido gravar los dividendos, las ganancias de capital no reinvertidos y progresivamente los salarios más altos y medianos, y el consumo de lujo”. Y eso si es compatible con mantener un impuesto corporativo bajo. Es una señal de que se quiere la equidad social, asunto de primer orden para garantizar la sostenibilidad política del sistema. Las elecciones pasadas fueron un llamado de atención en ese sentido.
Dicho lo anterior, los gremios más importantes del país requieren una reingeniería y modernización, yendo mucho más allá del lobby y ayudando a repensar el modelo productivo y social que Colombia necesita. Y en esto la Andi debería dar ejemplo.
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Mientras tanto, hace muy bien el presidente Duque untándose de los problemas reales del país: San Andrés, Catatumbo, Tibú, Tumaco, Mocoa y Vichada. Se necesitaba mostrar que el país es uno solo.
Mario Hernández Zambrano
Empresario exportador
mariohernandez@mariohernandez.com