El secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, afirmó que “la igualdad para la mujer es progreso para todos”. Aún más, es un acelerador para el logro de todas las metas planteadas en la Agenda 2030, desde la reducción de la pobreza hasta el crecimiento económico sostenible. No obstante, su posicionamiento en el nivel empresarial ha sido lento, pues se percibe como un asunto etéreo y de carácter altruista que no genera dividendos económicos claros para las compañías.
Cuando hablamos de igualdad entre hombres y mujeres, nos referimos a cosas tan elementales como igual salario por igual trabajo; posibilidades de ascenso laboral equitativas (que reconozcan las necesidades diversas de mujeres y hombres); el equilibrio entre la vida laboral y personal, y la representación paritaria en altos cargos decisorios.
Actualmente, son múltiples las herramientas para hacer efectiva esta igualdad al interior de las organizaciones, y las mujeres han demostrado, de sobra, que cuentan con las mismas capacidades que los hombres para desempeñar cualquier cargo de forma exitosa. Es más, las empresas que le apuestan a la participación activa de mujeres en todos los niveles han reportado importantes beneficios internos y externos.
Entonces, ¿por qué persisten tantas brechas de género?; ¿por qué tenemos todavía, en muchos países, diferencias salariales superiores al 20 por ciento?, y ¿por qué el desempleo femenino es 2 a 3 veces superior al masculino, incluso en naciones donde se gradúan más mujeres que hombres en educación media y superior? Ya es tiempo de que empecemos a hablar, con evidencias, de que la igualdad de género es un buen negocio.
Romper con los estereotipos de género impulsa el rendimiento de una compañía
La igualdad de género implica reconocer que hombres y mujeres son diferentes, en términos de necesidades y particularidades, y que esto no debe alterar el acceso y disfrute de oportunidades de manera equitativa. Así, identificar e impulsar el potencial que cada persona tiene para ofrecer es una alternativa en la cual todos ganan: los y las empleados - empleadas al maximizar su experiencia, conocimientos y destrezas; y la empresa, al contar con un equipo que se siente poderoso y estimulado para hacer su trabajo.
Un estudio de Roy Adler de, la Universidad de Pepperdine, comprobó que la implementación de medidas que favorezcan la igualdad de género, permiten contar con talento humano con mejores capacidades y habilidades en un 58 por ciento.
EQUIPOS DE TRABAJO MÁS SATISFECHOS
Mantener un buen clima laboral es un desafío para cualquier empresa y requiere de esfuerzo permanente. Por ello, la implementación de medidas que favorezcan el balance entre trabajo y familia, en las que se resalten las ventajas de la presencia de ambos en los asuntos del hogar, y en las cuales no se penalice a las mujeres por querer tener hijos e hijas y una carrera exitosa, son claves para el éxito.
Medidas como la flexibilidad laboral y el teletrabajo pueden contribuir a estimular que hombres y mujeres se mantengan satisfechos con su trabajo y con la calidad de tiempo que dedican al hogar y al cuidado de hijos e hijas, y, seguramente, incidan de manera positiva en el ánimo de la gente y el gusto con el que realicen su labor. Está demostrado que estas medidas pueden contribuir a mejorar el clima laboral, disminuir la rotación y estimular la retención del mejor talento en 69 por ciento.
MEJORA LA IMAGEN CORPORATIVA
Apostarle a la igualdad de género no solo trae beneficios internos. Hacia afuera, las empresas comienzan a ser percibidas como socialmente responsables, afín con los desafíos globales y contribuyendo a erradicar la discriminación y la desigualdad.
Adicionalmente, mejora su reputación como buen empleador, sus posibilidades de reclutar personal más competitivo, y valoriza su imagen como un buen lugar de trabajo, en el cual prima el respeto por la diferencia y la igualdad de oportunidades.
Mujeres en cargos directivos, tan eficientes como los hombres
La igualdad de género en el mercado de trabajo está determinada por dos aspectos esenciales: garantizar la inserción y permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo, (es decir, no solo que se habiliten ofertas de empleo, sino que los puestos se adapten a las necesidades actuales de las mujeres en edad de trabajar); y la paridad en todos los niveles, especialmente los directivos, en los cuales es escasa su participación.
Si aún no se convence, Adler afirma en un estudio de las 500 empresas más importantes del mundo, según la revista Fortune, las 25 compañías promotoras de mayores ascensos de mujeres a altos cargos, pasaron de obtener 18 a 69 por ciento más de ganancias en 20 años.
Sumando todos los puntos, queda claro que la igualdad de género es un buen negocio para las empresas y para la sociedad en su conjunto.
Arnaud Peral
Director de País del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia.
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La igualdad de género, progreso para todas y todos
Esta igualdad implica reconocer que hombres y mujeres son diferentes, y que ello no debe alterar el acceso de oportunidades de manera equitativa.
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