Las ciudades son fundamentales para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. Estas generan hoy el 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el mundo, y se prevé que para finales del 2050, el 70 por ciento de la población de los mercados emergentes habite en ellas. De continuar esta tendencia, casi toda la población de Latinoamérica vivirá en metrópolis. Su estatus como polos importantes de inversión y crecimiento económico es incuestionable. Las ciudades en América Latina ofrecen, en diversos grados, una imagen ambigua: por un lado, muestran lo mejor de cada país; por otro, también enseñan las brechas de desigualdad y desarrollo que afectan a nuestras sociedades. Lo que nos lleva a una pregunta: ¿cómo deben ser las ciudades del futuro de nuestra región?
Latinoamérica constituye uno de los mercados mundiales más importantes en términos de inversiones en construcción e infraestructura urbana. La urbe latinoamericana del futuro debe ser organizada alrededor de la sostenibilidad y la productividad, con el fin de cerrar la brecha de infraestructura existente y generar un entorno urbano que no atente contra el medioambiente, proporcionando recursos urbanísticos eficientes, no solo en los sectores de movilidad, seguridad, educación, eficiencia energética, manejo del agua y de residuos, sino en su funcionalidad, con el fin de edificar un lugar mejor para vivir.
Es por eso que la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), miembro del Grupo Banco Mundial, cuenta con el Programa de Ciudades, una plataforma de servicios financieros y de asesoría diseñados para catalizar el desarrollo de infraestructura urbana bajo estrictos criterios de sustentabilidad y respeto por el medioambiente. El objetivo es ayudar integralmente a las urbes en la estructuración e implementación de sus principales proyectos de infraestructura, ampliando el acceso a financiamiento, además de promover una mayor participación del sector privado en las soluciones urbanas.
La IFC se encuentra en una posición inigualable para reunir a municipalidades, empresas de servicios públicos y actores del sector privado con el propósito de abordar, de forma integral, las necesidades más apremiantes de las ciudades de los mercados emergentes. Durante los últimos 15 años, la IFC ha invertido más de 12.000 millones de dólares en 350 proyectos urbanos y servicios de asesoría en más de 60 países.
Un ejemplo concreto en Latinoamérica es la alianza estratégica de largo plazo que la IFC estableció con la de Buenos Aires, en Argentina. Esta alianza estratégica incluye no solo el financiamiento de obras importantes de infraestructura como los corredores del sistema de transporte masivo de la ciudad (Metrobus) y nuevas ciclorrutas, sino también asesorías técnicas en temas de alto impacto como los sistemas de transporte de bajas emisiones, nuevos programas de eficiencia energética, así como la promoción de construcciones sostenibles (Green buildings), incluso en los barrios más desfavorecidos.
Como parte del Proyecto de Transformación Urbana Metropolitano de Buenos Aires, el Grupo Banco Mundial promueve medidas de eficiencia energética en Barrio 31, uno de los vecindarios más pobres de la capital, el cual carecía de acceso formal a servicios de electricidad y agua. El Centro de Desarrollo Emprendedor y Laboral (CeDEL), desarrollado por la Jefatura de la Ciudad de Buenos Aires, es un moderno edificio de oficinas públicas de tres pisos que se construyó sobre las ruinas de un notorio centro de distribución de drogas, por lo que simboliza la ambición de la urbe de revitalizar el Barrio 31.
Apoyado por la IFC, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires impulsa la estrategia de reducción de la pobreza que respalda la revitalización del Barrio 31, en la que se destaca el valor de los edificios ecológicos. El diseño ecológico del CeDEL, que no demandó un costo de capital adicional, es un ejemplo por la baja energía incorporada en los materiales, ya que se recuperaron las paredes y las losas de piso existentes. Ejemplos similares de este tipo de alianzas estratégicas se están replicando en el mismo país a nivel de provincias, como en Córdoba, así como en otras metrópolis de la región como Bogotá y Barranquilla, en Colombia.
En México, en conjunto con la Comisión Nacional de Vivienda, la IFC desempeña un rol esencial en la actualización y mejora del Código de Edificación de Vivienda, promoviendo la construcción sostenible en las ciudades, así como en la elaboración de una guía explicativa que auxilie un mejor entendimiento de sus preceptos frente a las autoridades locales.
Según Naciones Unidas, para el 2030 más de 41 megaciudades van a contar cada una con al menos 10 millones habitantes. Será un mundo de urbes –un mundo de oportunidades– y los habitantes podrán usar cada vez más los servicios públicos, sistemas de transporte y educativos, y sus infraestructuras. La sostenibilidad económica, la igualdad de géneros y el impacto reducido frente al medioambiente serán los principales desafíos para lograr reducción de pobreza y desarrollo sostenible.
La IFC apoya también a las ciudades en movilizar recursos de terceros para financiar los proyectos necesarios para detonar y consolidar su desarrollo. Las nuevas fuentes de financiamiento abren nuevas oportunidades para el sector privado y los países de la región. La disposición a trabajar en entornos difíciles, así como el liderazgo para participar y movilizar al sector privado, incrementa la confianza de los inversionistas y contribuye a mitigar la percepción del riesgo de invertir. Todo esto, en conjunto, permitirá construir las ciudades que tanto anhela Latinoamérica.
Kristttian Rada
Líder del Programa de Ciudades y Gobiernos para América Latina y el Caribe de IFC.