Quedó claro el escenario para la segunda vuelta y la necesidad urgente de participar como país en una nueva conversación. Lo que viene tendrá que trascender de promesas generales a desarrollos concretos, y por eso proponemos tres criterios orientadores para ese diálogo: cómo se va a implementar lo propuesto; cuánto (metas) en las distintas propuestas, y, bien determinante, cuáles serán las principales características de los equipos ministeriales y demás.
Y ojalá, para este tipo de conversaciones, en las próximas dos semanas sean tenidas en cuenta tres fuentes privilegiadas. La primera es con los mandatarios territoriales. Los alcaldes de las ciudades se dirigieron a los candidatos para plantearles en qué temas críticos necesitan apoyo decisivo del nivel central. Sobre salud, primera infancia, alimentación escolar, seguridad, gestión urbana, transporte, gestión del riesgo, implementación de la paz, ordenamiento urbano y migración internacional, plantearon propuestas concretas.
La segunda fuente deberían ser reconocidos estudiosos de temas públicos, y pongo dos ejemplos trascendentes: las propuestas de las misiones de Gasto Público y de Crecimiento Verde. La primera, con análisis sobre subsidios, priorización de la inversión y rentas de destinación específica, buscando fortalecer la equidad, la inclusión productiva, la formalización y la convergencia del desarrollo entre zonas urbanas y rurales. La segunda, para incorporar el enfoque de crecimiento verde en la planificación del desarrollo, con el fin de promover la competitividad económica, asegurar el uso sostenible del capital natural y de los servicios de los ecosistemas, en un marco de mayor inclusión social y bienestar.
Y para completar ese diálogo profundo y necesario, la tercera fuente que propongo es la iniciativa de la sociedad civil, ‘NiñezYa’. Importante no solo por referirse a un asunto público prioritario, sino por el gran apoyo de instituciones que responsablemente complementan las obligaciones del Estado en este campo. Más de cien organizaciones que buscan un compromiso explícito con la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Con propuestas específicas sobre realización de sus derechos (salud, educación y participación); fortalecimiento familiar, protección frente a cualquier tipo de violencia, sistema de responsabilidad penal para los adolescentes y cultura de la convivencia.
Qué innovador sería en esta nueva etapa de participación política, que los medios invitaran al presidente de la organización de los mandatarios locales, a los directores de las misiones señaladas y a iniciativas como ‘NiñezYa’, para que fuesen interlocutores de quien asumirá la presidencia. Ver en los noticieros y encuentros a estos líderes conversando sobre asuntos críticos de país, sí que sería refrescante para elevar el nivel del debate: de prometer a gobernar.
Y lo dejo de último, pero no porque sea menos importante: esperamos y merecemos, como sociedad, conocer no solo cómo y con qué metas se gobernará, sino con quiénes. Los equipos de trabajo –su trayectoria, conocimiento, independencia y ética– son tanto o más importantes que las propuestas mismas. Se puede ser generoso con el proceso de la construcción del Plan de Desarrollo, pues incluso todos los colombianos podemos participar según la Constitución, pero no hay otra oportunidad para que desde ya sepamos si podemos otorgar el respeto y la confianza ciudadana a los ministros y demás funcionarios del próximo gabinete. Importante que se dieran a conocer algunos nombres, que expresen el perfil de los hombres y mujeres que allí estarán. El país necesita, como nunca, solidez en la calidad moral y profesional de todos los dirigentes y funcionarios.
Rafael Aubad L.
Presidente Proantioquia