Si le va bien a la industria petrolera, le va bien a Colombia. Hay una ventana de oportunidad para extraer de manera responsable los recursos del subsuelo y convertirlos en progreso. Gobernar es tomar decisiones; este es un año de decisiones para la industria y el país.
El 2019 será decisivo para el futuro de la industria del petróleo y gas en Colombia. No a corto plazo, pues las reservas de petróleo alcanzan para 5,6 años -en gas un poco más- y en 2018 se logró reemplazar lo utilizado. Pero a mediano plazo el escenario es poco alentador; en una industria donde toma unos cinco años para ver una gota de crudo o una molécula de gas -si se cuenta con suerte- el mediano plazo se define hoy y cada día cuenta.
Para la industria el año pasado fue mejor que 2017 y se espera que el 2019 lo sea comparado con 2018. La inversión el año anterior se incrementó 28% y para este las empresas han programado inversiones por casi US$ 5.000 millones (2018 fueron US$ 4.500 millones). Pero es bajo comparado con el máximo nivel alcanzado de US$ 8.390 millones en 2014, previo a la crisis de los precios del crudo. Es decir, la industria se ha recuperado y el 2019 promete ser mejor, pero existen muchos retos que hacen que el futuro del sector sea incierto.
Y es incierto porque el grueso de la inversión sigue enfocado en producción y la exploración continúa rezagada. Gracias al recobro mejorado (técnica para recuperar más crudo y gas de campos maduros a través de estimulación) el país ha logrado no solo sostener la producción sino incorporar barriles a las reservas. Pero ese frente, siendo importante, es insuficiente. De ahí la necesidad urgente de explorar y de diversificar la canasta hidrocarburífera, para lo cual se requieren cinco decisiones este año, en las que la ACP trabaja con el Gobierno.
Decisión 1: Ofertar bloques. Llevamos cuatro años sin ofertar nuevas áreas. La Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, trabaja para poner en marcha un Proceso Competitivo Permanente que le permita al sector asignar áreas de manera continua. La coyuntura es propicia: por una parte, hay empresas interesadas en el país y por otra, la incertidumbre en México y la debacle en Venezuela, juegan a nuestro favor. Sin embargo, a los inversionistas hay que facilitarles la llegada, con condiciones estables y competitivas frente a otros países que también están buscando inversión y desarrollar sus industrias.
Decisión 2: Regalías y Consulta Previa. Es urgente reformar el Sistema General de Regalías y presentar al Congreso -tras cinco años de inacción gubernamental- un Proyecto de Ley de Consulta Previa. En cuanto a regalías, la reforma debe darle a las regiones productoras un trato más justo. Respecto a la consulta previa, se debe poner orden a un derecho que tiene un objetivo loable del que en Colombia se abusa. Estas decisiones son cruciales para amainar la conflictividad en el territorio y evitar que la consulta previa se continúe distorsionando.
Decisión 3: Viabilizar costa afuera. Colombia tiene un gran potencial en gas bajo el suelo marino. Cinco descubrimientos recientes lo constatan. Es un hidrocarburo difícil de extraer por estar en aguas ultraprofundas (1.500 metros bajo el subsuelo marino con un volumen de agua de por medio de otros 1.500 metros). A esa profundidad se trabaja con submarinos y robots. Un proceso complejo y costoso que con el actual precio del gas no es viable y requiere una regulación y seguridad jurídica a prueba de todo, incluido populismo.
Decisión 4: Tarifas de oleoducto. El país ha modernizado su infraestructura de transporte y cuenta con una importante red de oleoductos. Pero el costo de transporte, comparado a nivel internacional, se ubica en un 25% más costoso, lo que afecta la competitividad del país. Este es un año decisivo pues le corresponde al Ministerio de Minas y Energía definir una nueva regulación en materia de tarifas. Se espera lograr consensos entre quienes usan la red de oleoductos y sus propietarios. Existen acercamientos importantes.
Decisión 5: Yacimientos No Convencionales. Hay un potencial importante de hidrocarburos en la roca donde este se genera y la forma de desarrollarlo es con fracturamiento hidráulico horizontal (fracking). Llevamos 10 años en una moratoria de facto para realizar unos pocos pozos exploratorios y verificar si existe ese potencial (tres a cinco veces las reservas actuales) y poder producir. Darle vía libre a esta técnica, bajo los más altos estándares, es una necesidad.
Los desafíos señalados en materia de exploración, producción y transporte de petróleo y gas son determinantes para el futuro de la industria en el país y de esta manera para el comportamiento de la economía colombiana. Por lo tanto, son impostergables. En algunos de estos hay avances importantes y todos, como es natural en el sector público, requieren de voluntad política y responsabilidad con el presente y, en especial, con el futuro del país.
En resumen: 2019 es un año de decisiones para la industria del petróleo y gas en Colombia, claves para el desarrollo del país, pues están inexorablemente ligados. El Gobierno Nacional es consciente de ello; de la importancia del sector para la seguridad energética, las finanzas públicas y el desarrolllo regional. Hay una ventana de oportunidad única e irrepetible para extraer de manera responsable los hidrocarburos del subsuelo y convertirlos en progreso, al tiempo de avanzar en fuentes de energía renovables. Gobernar es tomar decisiones. Llegó el momento de tomar unas decisiones que no dan espera en materia de política petrolera.
Francisco José Lloreda Mera
Presidente de la ACP