ra grande la expectativa de los analistas con respecto a la reacción de los mercados en Argentina, después de que se anunció el jueves pasado que el personal técnico del Fondo Monetario Internacional y los funcionarios del gobierno de Mauricio Macri habían llegado a un acuerdo para un préstamo condicional por un monto de hasta 50.000 millones de dólares. Si bien falta la aprobación del directorio de la entidad multilateral (programada para el 20 de junio), nada hace pensar que los términos de lo pactado varíen.
Así, en cuestión de días tendrá lugar un desembolso de 15.000 millones de dólares, al cual se sumarían créditos de otras fuentes como el BID y la CAF por más de 5.000 millones de dólares. Semejante ingreso de divisas debería permitir que retorne la calma en las negociaciones cambiarias, pues el peso argentino se sigue devaluando y lleva una depreciación del 36 % en lo corrido del año.
Por su parte, la bolsa en Buenos Aires reaccionó positivamente, como lo demostró un salto apreciable en diferentes índices accionarios. Así mismo, las primas de riesgo en las negociaciones de bonos disminuyeron, lo cual da pie a pensar que los inversionistas extranjeros ven positivamente el entendimiento con el FMI. Básicamente, de lo que se trata en este caso es devolverle credibilidad a la política económica, mediante la adopción de metas razonables en el frente inflacionario, que es el principal dolor de cabeza. Como parte de esa estrategia, la moneda fluctuará libremente, sin que el banco central intervenga para controlar los brotes especulativos.
No obstante, el hueso más duro de roer será el compromiso de reducir de manera drástica el déficit fiscal hasta llevarlo a un superávit en la próxima década. Los recortes que sean necesarios tendrán un costo político alto para la Casa Rosada, que ha visto un aumento de las protestas, alimentadas por dirigentes de la oposición. La pregunta que nadie puede responder, hasta ahora, es si los sacrificios serán aceptados por la mayoría de la ciudadanía que en el pasado reaccionó mal a las recetas provenientes de Washington.