Si de anticipar movimientos se trata, el que hará el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos el miércoles está plenamente incorporado en los cálculos de los inversionistas. No hay analista conocido que se desvíe del pronóstico según el cual la entidad aumentará en un cuarto de punto porcentual el miércoles su tasa de interés, continuando la política de incrementos que viene del 2016.
En términos prácticos, lo anterior quiere decir que el costo de tales fondos pasaría del 1,92 por ciento anual, en promedio, al 2,17 por ciento, el más alto en diez años. Los expertos también dicen que es significativo que el nivel en cuestión superaría la medida de inflación que las autoridades usan como referente.
No menos importante es que los apretones de tuerca continuarán. Existe un amplio consenso de que otra alza llegará en diciembre y que durante 2019 vendrían dos o tres reajustes más. Si ese es el caso, se alcanzaría el nivel descrito como aceptable en esta materia, cercano al 3 por ciento anual.
Semejante escenario confirmaría que las cosas volvieron a la normalidad, después de las profundas alteraciones que surgieron por cuenta de la crisis financiera internacional que estalló oficialmente en el 2008. Ahora que la economía estadounidense mantiene un ritmo vigoroso que se expresa en un desempleo bajo, no hay motivos para estímulos como los que se usaron en épocas pasadas.
Y si bien es positivo que la cosas retornen a su cauce, vale la pena insistir que intereses más elevados en Estados Unidos favorecen el fortalecimiento del dólar y encarecen el endeudamiento en divisas. En consecuencia, habrá todavía menos tolerancia en los mercados de crédito hacia aquellas economías que experimenten desajustes significativos.
Colombia no se encuentra en el radar de los casos problema, pero debe hacer bien la tarea. El motivo es que el cambio en el entorno no es de naturaleza coyuntural, sino estructural. Por eso, mantener la casa en orden es clave si se quieren evitar dolores de cabeza.