La noticia de la semana pasada según la cual Amazon, el gigante del comercio electrónico, escogió a Bogotá como sede de su primer centro de servicio en Suramérica no solo llama la atención por los centenares de empleos que debería generar. El mensaje central es que más allá de los desafíos que enfrenta Colombia y de las turbulencias propias del entorno internacional, el país sigue siendo un imán para la inversión extranjera.
Así lo atestiguan los directivos de ProColombia, según los cuales continúa el flujo de firmas foráneas interesadas en poner un pie en el territorio nacional, consolidar su presencia, instalar gerencias regionales y subregionales o prestar atención a otros mercados desde aquí. Entre las fortalezas que llaman la atención se pueden mencionar localización geográfica, conectividad aérea, oferta de vivienda y educación de calidad para los ejecutivos que vienen con su familia a alguna de las capitales.
También vale la pena señalar la relativa fortaleza de la economía. Aunque las comparaciones son odiosas, por estas latitudes los sobresaltos son de una intensidad muy distinta a los que se observan en Brasil o Argentina, para citar un par de casos.
Las estadísticas confirman que el ingreso de capitales registra montos importantes todavía. De acuerdo con las cifras de la balanza cambiaria que da a conocer el Banco de la República, hasta el pasado 5 de octubre los flujos de inversión extranjera directa sumaban 6.661 millones de dólares. Dicho guarismo es inferior en mil millones de dólares al identificado en igual periodo del 2017, pero se acerca al del 2016 en el mismo lapso.
La diferencia es que hace un par de años el balance de riesgos era distinto y traer dinero a las economías emergentes no resultaba tan desafiante como ahora. A la luz de las realidades presentes, el desempeño de Colombia es notable.
De tal manera, no hay motivos para decir que hemos perdido lustre, así el vecindario sea menos atractivo. Si seguimos haciendo la tarea, los inversionistas continuarán teniendo al país en el radar, pues lo que para otros es un problema, para nosotros se convierte en una oportunidad.