Tomando impulso para las elecciones de 2022, en las cuales obtendrá 1’383.000 votos, Germán Vargas ha venido utilizando su columna de los domingos para dar un coscorrón al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa.
También ha venido publicando explicaciones acerca de sus miles de propuestas, que nos tendrían hoy andando por las autobahnen alemanas de su jefe, el Nobel. Lástima que solo hubiera obtenido 172 mil votos en Bogotá en 2018, frente a los 906 mil que eligieron alcalde a Peñalosa.
Dice el columnista de marras que “la administración Peñalosa ha despilfarrado $231 mil millones en publicidad” y que, con ello, si un colegio que atiende a 600 niños se hace con $10.989 millones, con el dinero gastado en la promoción y socialización de las obras de la administración de Peñalosa, se podrían construir 21 colegios para atender 12.500 niños.
Es como decir que con las cifras no reveladas de la campaña del plebiscito que perdieron, hubieran podido llevar acueductos a La Guajira, Chocó y otras zonas, donde se muere por disentería por no tener agua potable.
Me queda la tranquilidad de que el candidato tiene clara la regla de tres, la que tuve que repasarle en la sala de su casa, hace 40 años, porque lo iban a echar, también, del ‘Josejoaco’.
Olvidó mencionar el exsenador que, a su salida de la vicepresidencia para ejercer como el candidato de Santos, hubo multimillonaria publicidad para mostrar sus ejecutorias en las 4G, las que no funcionan o están envueltas en todo tipo de escándalos, o simplemente están cerradas porque a los concesionarios no se les exigía nada diferente a poner un peaje para llenarles los bolsillos, y hoy les queda grande cualquier derrumbe.
Debe el eterno candidato salir a la otra Bogotá, bajarse de su blindado, y ver que hay 2.500 obras andando y generando empleo. Por algo será que hoy la congelada construcción sí está creciendo en Bogotá, precisamente en el sector de la infraestructura y las edificaciones (escolares y de salud).
Si Vargas decide leer los boletines del Departamento Administrativo Nacional de Estimaciones (perdón, de Estadística), verá que 6,5% de la población ocupada en Bogotá labora en la construcción, y que el número de trabajadores en el sector ha aumentado 34,9%.
Entendería, entonces, por qué Bogotá, después de Barranquilla y Pereira, tiene la tasa de desempleo más baja de las grandes ciudades. Si no fuera así, habría aún más criminalidad en la capital, ya que no hay policía.
Leo las columnas de Vargas, y de otros estadistas que no lo fueron, pero que deciden contarlo, y me viene a la mente una columna del hoy director de El Tiempo en Semana, hace 25 años.
Decía, refiriéndose a la pobreza del debate de la campaña presidencial de 1994, que “esto hace evocar con nostalgia a Goyeneche, pues estoy seguro de que en medio de estos candidatos el político de la U. Nacional sobresaldría como un dirigente con talla de estadista”. No sabemos quién sucederá a Peñalosa.
Lo cierto es que necesitamos un candidato que dé continuidad a sus obras. Mientras tanto, Vargas Lleras puede dedicarse a apoyar la candidatura de ‘Juanpis’ González: “Por una Bogotá sin mantecos”.
Sergio Calderón Acevedo
Economista