Finanzas

14 jun 2019 - 8:40 p. m.

¿Por qué los banqueros no pueden dejar de correr?

¿Cuál es la razón de que a Wall Street le guste el ejercicio más simple?

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Son muchas las razones que impulsan el ánimo de correr y hacer ejercicio entre los empleados del sector de las finanzas internacionales.

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14 jun 2019 - 8:40 p. m.

“Te debe encantar correr”, me comentan a menudo las personas cuando se enteran de que me he inscrito en otro maratón. Definitivamente a muchos les encanta. Tim Chichester, un maestro que acaba de ganar una etapa de la carrera corporativa más grande del mundo en Rochester, Nueva York, no vacila cuando le pregunto qué lo motiva. “Me encanta”, dice enfáticamente.

Por un instante, mientras estaba parada en el túnel bajo el estadio de béisbol de las ligas menores de Rochester donde terminó la carrera de 5,6 km, envidié más el placer puro que él siente que su capacidad para correr un kilómetro en tres minutos. A pesar de haber completado más de una docena de maratones, realmente no “me encanta” correr. Tiene que ver con mi relación con la escritura: me encanta haber corrido.

Desde una carrera de 30 km en medio de un tifón de categoría 5 en la isla de Hong Kong, hasta carreras de 30 minutos en las noches sofocantes de Dubái, y donde las cosas no me han salido bien, nunca he terminado una sesión de la que me haya arrepentido. Pero también ha habido innumerables momentos de dolor, frustración y desgracia general.

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Recuerdo cuando cubrí la crisis financiera de Irlanda para el periódico más grande del país, una tarea abrumadora para una periodista de veintitantos años que en ocasiones podía ser una carga. Por eso corría, cada mañana que podía, en una playa al sur de Dublín. Veía la salida del sol en la costa de Sandymount y me sentía gloriosamente insignificante. No era la única; el entonces regulador financiero de Irlanda solía correr por esa playa todas las mañanas.

En el peor día de mi vida, corrí dos veces, tan rápido y tan fuerte como pude para tratar de sentir algo diferente. He golpeado el pavimento con furia después de haber perdido historias exclusivas y echado a perder entrevistas. He salido durante mucho tiempo intentando encontrar una mejor forma de contar una historia que simplemente no funciona.

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He rescatado días malos con buenas carreras una infinidad de veces, saboreando la predecible naturaleza —“si te esfuerzas, lo logras” — de esta actividad, tan diferente al periodismo. Y me he sumido en la desesperación cuando una carrera no sale como yo quiero, aunque el resto de mi mundo funcione perfectamente.

Esto podría sonar como una locura y quizás yo tendría la misma opinión si no pasara muchas de mis horas de vigilia cubriendo servicios financieros, una industria llena de almas gemelas que comparten mi compleja relación con una de las formas de ejercicio más simples del mundo.

Uno de cada dos banqueros parece estar entrenando o recuperándose de un maratón, o intentando un desafío más arduo. El afán que el sector siente por correr no es sólo anecdótico; en la línea de salida del Maratón de Londres en abril, tenía un 10% de probabilidades de tropezarme con alguien del sector de las finanzas, en lugar del 4% que se esperaría teniendo en cuenta la proporción de la población del Reino Unido que está empleada en el sector.

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Entonces, ¿qué es lo que relaciona tan estrechamente la actividad física de correr con el sector? La respuesta sencilla es que ambos atraen personalidades de ‘tipo A’. La intensa preparación que se requiere para participar en un maratón no difiere mucho de la que se necesita para ganar un gran cliente. Igualmente, la resistencia para seguir adelante cuando tus piernas ya no dan más es la misma característica que hace que los analistas de inversión aguanten jornadas de 16 horas.

Brad Hu, director de riesgos de Citigroup, tenía 49 años cuando descubrió el ejercicio de correr después de que un amigo lo “empujó a participar en un maratón”. Ahora corre diariamente, desde el Día de los Caídos hasta el 4 de julio, y desde el Día de Acción de Gracias hasta el Día de Año Nuevo. Su distancia mínima es de 5 km, pero a veces corre hasta 13.

“Si tengo una carrera o una meta, me enfoco, me comprometo con el entrenamiento”, dice. ¿Cómo compaginar eso con las exigencias y la imprevisibilidad que seguramente conlleva hacer el trabajo de evaluación de riesgos para uno de los bancos más grandes del mundo? “No hay excusa”, afirma Hu. “No importa si llegas a la casa y son las 10 de la noche y está lloviendo, lo haces. Corro con linternas y esas locuras”.

John Wraith, jefe de estrategia de tasas de interés de UBS para el Reino Unido, corrió un maratón todos los meses durante 12 meses seguidos el año pasado, aunque su trabajo de predecir el costo futuro de la deuda del Reino Unido se dificultó infinitamente como consecuencia de las enormes dificultades que entraña el Brexit.

Jacqueline Valouch, quien dirige la filantropía para el negocio de gestión patrimonial de Deutsche Bank describe la actividad como “una parte de mi día que no estoy dispuesta a sacrificar”.

Sin embargo, el coraje y la determinación sólo pueden explicar parcialmente por qué corren los banqueros. También tienes que tener el deseo de correr. Desde mi punto de vista puedo ver muchos motivos por los que las personas querrían correr ahora más que nunca.

Los rápidos avances en todo, desde el aprendizaje automático hasta el reconocimiento de voz y el modelado informático, han llevado a la industria a la cúspide de la transformación. Hasta ahora, los jefes han hablado sobre la destrucción de los roles en áreas operativas. Sin embargo, a largo plazo, casi todos los roles en el sector están bajo amenaza, por lo que tiene mucho más sentido que los humanos se involucren en actividades en las que se hacen patentes sus ventajas sobre las máquinas.

“Algunos de mis mejores clientes y yo corremos juntos”, apunta Ricardo Mora, socio de Goldman Sachs. “Tenemos un desayuno y después nos juntamos para una comida”, indica este hombre que ha participado en 22 maratones.

En este ejercicio también participa una cantidad igual de participantes masculinos y femeninos, como lo demuestran los estudios, entre ellos la última encuesta anual de Running USA, que revela que el 54% de los corredores son mujeres. Eso lo convierte en una opción mucho más inclusiva para desarrollar lazos entre clientes y empleados que las actividades corporativas tradicionales.

Toda esta capacidad de vinculación se exhibió en Rochester, cuando 8.000 personas salieron a las calles en apoyo a la organización benéfica United Way. La carrera fue parte de la serie Corporate Challenge de JPMorgan, que comprende 13 ciudades del mundo y que el presidente ejecutivo del banco, Jamie Dimon, describe como “una excelente forma de reunir a miles de personas — clientes, rivales y nuestros propios empleados — en un evento divertido y saludable”.

Jenn Piepszak, la nueva directora financiera de JPMorgan, dice que no piensa en el evento en términos de costo, pues se trata de “conocimiento de marca y retribución a la comunidad”, mientras que la jefa de mercadotecnia de la firma, Kristin Lemkau, resalta que la carrera es aún más importante en las ciudades más pequeñas donde “es probablemente lo más grande que hacemos”.

“Me encanta la carrera corporativa”, asevera Valouch del Deutsche, una asidua participante quien se refugió conmigo de una lluvia torrencial antes de la etapa en Central Park del JPMorgan Challenge, antes de que la inundación obligara su cancelación. “Es una forma muy saludable de desarrollar la cultura de una empresa, tener colegas de todos niveles haciendo algo juntos”.

Tres meses después de ser nombrado director ejecutivo, con su banco todavía en una crisis aparentemente interminable, Christian Sewing de Deutsche se unió a la etapa de Frankfurt de la carrera. “Correr es una forma eficiente de mantenerse en forma, pero es mucho más divertido hacerlo con colegas y amigos”, deja claro Sewing. “Así que siempre que puedo, participo. Es una gran forma de estar con nuestra gente”.

Bank of America se muestra igualmente efusivo sobre su titularidad del Maratón de Chicago. “Los altibajos de entrenar para un maratón se relacionan con fijarse una meta y hacer lo que se debe hacer para alcanzar esa meta”, dice Joe Smith, un ejecutivo que supervisa la relación del banco con la carrera. “Es muy similar al enfoque hacia el trabajo en el sector financiero”.

No se trata sólo de los clientes. Alrededor de 400 empleados del Bank of America se inscriben para el maratón cada año y aproximadamente 300 parten de la línea de salida. Smith corrió el maratón de Chicago por primera vez en 2018. Ahí logró el mejor tiempo de los nueve maratones que ha corrido, lo cual se lo atribuye en cierta medida al hecho de que tiene muchos colegas allí.

Dichos eventos tienen sentido en un momento en que las compañías están cada vez más conscientes de la salud y el bienestar general de sus empleados. En Nueva York, Citigroup apoya una carrera/caminata anual con la American Heart Association, la cual atrajo a aproximadamente 2,150 corredores de Citi este año.

“Siempre que estoy con nuestros empleados en las asambleas y otras reuniones, recalco la importancia de hacer ejercicio, de comer bien y de mantener una buena condición física”, apunta Dimon, de JPMorgan, quien caminó y corrió como parte de su tratamiento contra el cáncer en 2014.

Más allá de los efectos beneficiosos para la salud y las oportunidades para relacionarse que conlleva la actividad de correr, los beneficios más intangibles parecen apasionar más a los banqueros con los que hablé.

Hu, de Citi, describe “todas estas ideas creativas” que le llegan cuando está corriendo. “Algo sucede cuando corres, no es algo que sucede a propósito”, dice. Utiliza una aplicación que le permite grabar sus momentos de inspiración sobre cualquier cosa, desde la “superación personal, consejos para la vida personal, actividades con la familia, hasta inextricables problemas laborales y nuevos paradigmas de riesgo”.

Valouch dice que correr te enseña lecciones importantes sobre una vida en las finanzas. “No siempre es un buen año en el trabajo, no siempre vas a rendir al máximo”, agrega ella.

Kelly Crowe, una maratonista con tiempos inferiores a las tres horas de la división de mercadotecnia de Brown Brothers Harriman, dice que correr le da “claridad y felicidad”, refiriéndose al “júbilo del corredor”, una sensación de euforia sublime que experimentan algunos corredores.

Algunos trabajadores que recién comienzan en el sector que se sienten a merced de los caprichos de sus jefes dicen que corren para tener control sobre al menos una parte de sus vidas. Mora, de Goldman Sachs, dice: “Correr es un reflejo personal. Es una liberación de tu rutina; esa hora al día es mi hora, puedo salir, correr”.

En cuanto a mí, no me di cuenta de lo mucho que significaba correr hasta que pensé que ya no podía. Corrí un maratón en 2015, pero para abril de 2016, sin importar lo que hiciera, mi ritmo se hizo más lento, mis piernas se sentían más pesadas y me ardía el pecho. Esperaba recuperarme para el JPMorgan Corporate Challenge de junio en Frankfurt. En cambio, tuve que detenerme varias veces, en una carrera de 5,6 km.

Ese verano, también tuve dificultades para subir las escaleras de la salida del metro más cercana a la oficina del Financial Times en Londres. El corazón me latía con fuerza y me sentía agotada. Pero todo lo que me importaba era la carrera. Miraba a las personas corriendo por el Southbank o alrededor de mi parque local y sentía una sensación de envidia y pérdida muy difícil de describir.

Durante una carrera de 10 km alrededor de la isla Roosevelt en julio, cuando no pude correr ni un kilómetro sin detenerme, me di cuenta de que necesitaba ir al médico. Me diagnosticaron anemia, grave pero fácil de tratar y me recuperé rápidamente.

Desde entonces mi relación con este ejercicio ha cambiado. Corro por todas las razones que expuse anteriormente y muchas más, pero si me preguntan por qué corro, lo primero que me viene a la mente es siempre “porque puedo”. La capacidad de correr 35 km por tu cuenta, de correr al amanecer y al ocaso, cuando caen las hojas en otoño y la nieve en invierno, de correr por nuevas ciudades y playas familiares, es algo maravilloso, un privilegio que disfrutaré mientras mis piernas me aguanten.

Laura Noonan

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