El 25 de julio de 2015 fue para muchos alemanes un lindo día de verano. En el sur brillaba el sol, pero en el norte azotaba el huracán Zeljko.
Sin embargo, para el cambio energético en Alemania fue un día para celebrar: el 78 % de la demanda energética fue cubierto por fuentes de energía renovable, algo que no había sucedido nunca.
En el norte, el huracán hizo que las turbinas eólicas en la costa giraran a toda marcha; en el sur, el sol permitió que las múltiples celdas solares instaladas se llenaran a tope. Al final, las energías renovables alcanzaron una potencia de casi 48 gigavatios. Eso a duras penas lo logran 50 centrales energéticas de carbón con mucho esfuerzo.
El cambio energético alemán se está produciendo de manera inexorable.
Apenas un mes antes, en la noche del 27 al 28 de junio, la central nuclear bávara Grafenrheinfeld abandonaba para siempre la red exactamente a las 23:59 horas.
El reactor estuvo en funcionamiento durante 33 años y, técnicamente, habría podido producir electricidad por dos décadas más.
Sin embargo, la instalación fue la víctima de turno de la decisión de la canciller Angela Merkel de eliminar completamente la energía nuclear. “El cierre final de Grafenrheinfeld es un éxito”, señaló Hubert Weiger, presidente de la alianza alemana para la protección del medioambiente y la naturaleza.
Jürgen Flauger y Klaus Stratmann
Düsseldorf, Berlín