Por medio de su experiencia profesional, Eduardo P. Braun, un argentino exdirector del Grupo HSM en su país, se ha preguntado qué hace a un buen líder dentro del ámbito empresarial, rescatando las pautas fundamentales de una nueva tendencia que está presente en diferentes países, dentro de su nuevo libro.
Este empresario está incursionando en el mundo de las letras y estuvo en Bogotá hablando de su publicación: ‘Las personas primero. Chief emotions officers’, donde plasma sus ideas acerca de la evolución en las compañías y la manera como estas, actualmente, se dirigen hacia sus empleados.
Parte de ese cambio tiene que ver con el ambiente de trabajo, en el cual, tanto las instalaciones físicas como las relaciones de poder, se han replanteado para darles un enfoque mucho más humano.
Según Braun, “esa nueva formar de servir como guía empresarial se debe, principalmente, a entender al trabajador como alguien quien no está limitado a cumplir una tarea específica, es decir, una persona con sueños y metas”.
Esto ayuda a los nuevos gerentes a plantearse la manera de dirigir el personal que tienen a cargo, pues no basta con dictaminar órdenes alrededor de ellas para que sean productivas.
La solución parece venir desde el esquema de este argentino, quien profundiza sobre estas nuevas formas de mando al asegurar que “el liderazgo a través de la emoción logra despertar el sentido de pertenecía por la compañía y de grupo, así tu personal va querer ser más colaborativo entre ellos, trayendo beneficios para la empresa en cuestión”.
Pero la explicación no se limita a hablar de las emociones como algo ligado a lo puramente sentimental, ya que no todas están en pro de la motivación que debe recibir el trabajador por parte de sus superiores.
Ilustrando lo mencionado anteriormente, Braun cita casos de personas de éxito, por ejemplo, “el del director de cine canadiense, James Cameron, quien cuenta que en sus dos películas más exitosas (Titanic y Avatar), tuvo un equipo de trabajo llenos de jóvenes apasionados, quienes ante la imposibilidad de llevar acabo ciertas ideas de Cameron por la carencia de recursos tecnológicos disponibles en cada época, se quedaban noches enteras buscando soluciones a los diferentes problemas”.
El caso de Cameron es una de las formas de ilustrar lo que el autor denomina “el sentido de propósito”, una forma de hacer que un grupo de personas trabajen juntas y a favor de un esfuerzo común.
Cuando se quiere catalogar a este tipo de líderes, se debe tener en cuenta lo que representan y cómo logran cautivar a sus trabajadores con la finalidad de cumplir las metas requeridas.
En este momento es donde entra la pregunta de qué se debe tener en cuenta a la hora de elegir un líder, y parte de las repuesta parece sencilla a los ojos de este autor: “Se debe estar rodeado de personas que tengan, casi por naturaleza, un impulso de mover la realidad, de querer cambiar lo que está mal en ella”.
Esto va ligado a una serie de valores destacados dentro del mundo de las empresas en la actualidad: la humildad y la curiosidad.
Cualidades que nutren no solo a las personas quienes las practican sino también a su entorno social, según lo explica Braun, “una persona negativa es mejor alejarla del grupo de trabajo, así ejecute de manera efectiva sus labores asignadas, pues puede contagiar al grupo con su actitud”.
Dentro del libro, se destacan los ejemplos de líderes empresariales que han sabido llevar a buen puerto sus ideas.
LA DIFERENCIA DE LIDERAZGO
Parte de lo expuesto por Eduardo P. Braun, va encaminado a los resultados productivos, de las diferentes compañías, por medio de las cualidades de su capital humano.
Quienes por medio de diferentes motivaciones pueden lograr un ambiente positivo, convirtiéndose en un factor que en algunas partes del mundo como Alemania y Estados Unidos, ha dado resultados tanto para la empresas como para sus trabajadores, quienes han encontrado en ellas, una serie de cualidades para crecer en lo que va más allá de las aspiraciones personales.
También, se le da un apartado dedicado a la cultura y cómo esta debe tenerse en cuenta al momento de ejercer algún tipo de relación de poder, pues, es determinante en la toma de decisiones.
Jorge Alfredo Piñeros